Setsuna
6 de
junio a las 20:46 ·
Finalmente,
el día acordado con Tatsuya había llegado, lo había tenido muy presente desde
que se pusieron de acuerdo, sobre todo porque a veces confundía los días o las
fechas, y esta vez no podía ser de esa forma. Durante la mañana, y parte de la
tarde, se dedicó a terminar lo que respecto a su banda le hacía falta, así
logró conseguir el tiempo suficiente para arreglar un poco más su departamento
y que estuviera presentable, además de ir a comprar lo poco que le hacía falta
para la cena a la tienda más cercana. Antes de comenzar a preparar lo que tenía
en mente para esa noche, se dio una ducha para no tener que andar en carreras
después, solo tendría que cambiarse.
Durante
los días anteriores a esa noche, repasó los platillos que había preparado que
parecía conocer mejor, porque los que aún no le salían bien los descartó por
completo. Del pequeño grupo que sí había logrado preparar bien, terminó por
elegir dos de ellas, y hasta la tarde de ese día tomó la decisión final. Sería
algo sencillo y sin apuro, por lo que le daría la oportunidad de esmerarse
mucho más y hasta lograr un mejor resultado que las veces anteriores a las que
lo había preparado. Se sentía confiado, deseaba que todo saliera bien para
disfrutar de una buena noche con el otro baterísta, aunque con solo su compañía
estaba seguro de disfrutar una buena noche.
Conforme
iba preparando todo, también tenía en cuenta el tiempo que le tomaría en
acabar, no olvidaba que debía avisar a Tatsuya con antelación como habían
acordado, y él aún debía cambiarse, de solo imaginarse recibirlo en “fachas” le
causó gracia. Entonces, cuando lo consideró pertinente, envió un mensaje al
baterista de DIAURA, aprovechando que lo que estaba preparando por ahora solo
debía hervir un poco.
[SMS to: Tatsuya]
Hola~
¿Estás recostado en el sofá esperando a que te avise mientras mira la
televisión? Porque eso estaría haciendo yo si estuviera en tu lugar, hahaha.
Rechoncho ya se está terminando de alistar para tu visita, está muy emocionado
por verte, así que cuando gustes puedes venir. Pero antes, ¿Qué te gustaría beber?
¿Vino, cerveza, algún refresco, soda, agua, alcohol puro? Eres nuestro
invitado, tienes derecho a elegir.
Por
cierto, te envío adjunta la dirección de mi departamento, entenderás que no es
el mismo de antes, y yo olvidé comentarte ese pequeño detalle. Si tienes
problemas en llegar, me avisas. Te esperamos~
Como
lo indicó en el texto, adjuntó la nueva dirección y la envió sin más. Llevaba
más de seis meses viviendo casi al otro lado de donde antes lo hacía, pero era
un lugar más cómodo al estar más cerca de una de las salidas de la ciudad que
más utilizaba, así ahorraba tiempo, combustible y no estaba tan céntrico, así
que algo más de calma tenía. Ya había informado en la entrada principal a quién
esperaba, así que solo debían indicarle a Tatsuya que subiera al quinto piso
cuando llegara.
Revisó
una vez más lo que había dejado hirviendo y al estar listo, apagó el fuego y
ordenó lo poco que le faltaba en la cocina y la mesa. Después, se dirigió a su
habitación para cambiarse y solo esperar a que el otro llegara.
Tatsuya
Desde
hace algunos días no tenían compromisos en tiendas o presentaciones, sus
reuniones matutinas se limitaban a ensayos, pero en esta ocasión se había
suspendido gracias a que dos de sus compañeros habían pasado una noche un tanto
alocada. Así que por la mañana se levantó a hacer ejercicio para luego ir de
compras, necesitaba renovar su alacena, que solía vaciarse sin remedio más
pronto de lo que hubiese deseado durante las temporadas de poco descanso.
Ya que
el compromiso con Setsuna era para la cena se tomó el tiempo para ordenar su
departamento e incluso para de reacomodar algunos muebles, nada demasiado
elaborado, sólo movió algunas cosas que le dieron más espacio en el área de
descanso. Las primeras horas de la tarde las dedicó a contestar mails, algunos
mensajes de texto y para llamar a su familia. Antes de las seis decidió que era
tiempo de comenzar a arreglarse pues no sabía en qué momento el otro baterista
le indicaría que podía ir.
Se dio
una buena ducha, tomándose la libertad de quedarse de más dentro de la tina.
Después de un buen rato salió y tras secarse comenzó a vestirse. Su vestimenta
de aquella noche era sencilla, sí, pero bastante de acuerdo con una cena. Se
puso unos jeans de color negro, una camiseta blanca sin estampado y una
gabardina corta del mismo color que los pantalones que se ajustaba perfecto a
su figura.
Estaba
arreglando su cabello cuando el móvil frente suyo comenzó a timbrar, al tomarlo
se dio cuenta de inmediato de quien era y que por ende debía estar a punto de
salir de su casa. El comienzo del mensaje le pareció de verdad gracioso, sobre
todo lo referente a Rechoncho, después se apresuró y buscó la nueva dirección
de Setsuna en la aplicación de mapas, no le quedaba demasiado retirado en
comparación con su antigua dirección. Seguido de eso escribió la respuesta.
[SMS
to Setsuna]
En
realidad estaba saliendo de la ducha, pero shhh, no le digas a Rechoncho que
voy cinco minutos tarde, jajaja, pero es porque quiero verme muy guapo para él.
Dile que yo también estoy emocionado de ir a verlo, espero que no te moleste si
me distraigo con él durante la noche. (?) Me has puesto difícil lo de la
bebida, no sé qué hayas cocinado así que no tengo idea que le vendría bien,
pero… el vino viene bien con muchas cosas así que creo que elijo vino.
Hombre,
si se te pasaba lo de tu dirección iba a entrar en depresión cuando me dijeran
que ya no vivías donde antes. No creo tener problemas para llegar, tardaré como
veinte minutos, más o menos. En fin, ya voy de salida, nos vemos en un rato.
Tras
enviar aquel mensaje terminó con su cabello, no solía usar maquillaje fuera de
las presentaciones así que no se preocupó en lo mínimo por ello. Salió de su
departamento poco después con el postre que había preparado horas antes y tal
como le había asegurado a Setsuna no tuvo problema ninguno en localizar su
destino y llegar casi en el tiempo que había prometido.
Se
estacionó muy cerca del edificio del ex rubio y tras caminar un poco llegó a la
entrada principal, donde para su sorpresa le indicaron el piso tras preguntar
por Setsuna. Subió hasta el quinto piso, al localizar la puerta decidió
mandarle un mensaje más al otro.
[SMS
to Setsuna]
¡Por
fin he llegado! Le he traído serenata a Rechoncho, dile que se asome a la
puerta, por favor.
Setsuna
A los
minutos de estar en su habitación cambiándose recibió el mensaje de Tatsuya, lo
leyó de inmediato y no pudo aguantar la ligera risa que parte del mensaje le
provocó, era muy gracioso que su mascota tomara parte de las bromas como si
realmente estuviera involucrado en todo el asunto; sin embargo, estaba seguro
que el gato reconocería bien la presencia de Tatsuya.
Dejó
el celular de lando (No creía necesario responder si dentro de poco se verían)
y continuó vistiéndose. Sus jeans color negro siempre eran los mejores para
alguna salida o evento que tuviera y que no fuera tan formal. Esta vez el clima
ni era frío, Junio era uno de los meses más lluviosos y húmedos del año, así
que algo fresco sería mucho mejor, sin importar que fuera de noche, por lo que
decidió usar una camisa azul de manga corta un poco más abajo del codo. Como aún
tenía el cabello corto, asegurarse de estar bien peinado no le tomó más que
unos segundos antes de estar ya completamente listo.
Sabía
que el otro baterista tomaría un rato en llegar, en el mensaje se lo había
hecho saber además, así que aprovechó para cambiarle el collar a su gato, no
era con un corbatín, por desgracia, pero por pura diversión quería seguir un
poco con todo el asunto del “buen vestir” de su mascota.
Dejó
al peludo felino seguir su rutina de descanso en su cama y él volvió a sus
ocupaciones. Ahora que sabía la elección de la bebida de Tatsuya, buscó en la
cocina una botella de vino y se aseguró de lavar bien dos de las copas que ahí
mismo tenía; hacía tiempo que no las usaba y habían estado guardadas por muchos
meses.
Al
escuchar la notificación en su teléfono del último mensaje de Tatsuya se dio
cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo. Después de leer, volvió a
encender uno de los fuegos de la cocina para dejar lo que había preparado
calentando, fue a su habitación a dejar su móvil y a tomar a su mascota en
brazos, con él fue hasta la puerta y abrió solo un poco, asomando un poco al
gato para que mirara su rostro. — ¡Tatsuya! Al fin llegaste, te estaba
esperando. Pasa...— Fingió una vocecilla graciosa como su fuera la de Rechoncho
y se hizo a un lado para dejarlo pasar, se mantuvo detrás de la puerta para que
solo se viera la figura del gato.
Tatsuya
Después
de enviar aquel mensaje esperó con paciencia a que la puerta se abriera, aunque
no pudo evitar pensar que el otro baterista se estaba demorando un poco. Estaba
revisando un par de mails que le llegaron en aquel momento cuando finalmente la
puerta cedió, levantó la vista y la imagen que vio de primer momento le arrancó
una divertida risa, la cual se volvió una carcajada por la forma en que Setsuna
habló en nombre de su gato.
Antes
de hablar intentó calmarse un poco y cuando lo consiguió acercó su diestra
hasta la cabeza del felino—. Pero que guapo te ves, Rechoncho. Ese
corbatín
te queda hecho a la medida.—en cuanto vio un espacio libre dio un par de pasos
hasta que entró por completo, pero ya que Setsuna seguía tras la puerta le fue
imposible verle al inicio. A pesar de que Rechoncho lucía precioso a quien
quería ver era a Setsuna así que con cuidado cerró la puerta al tiempo que se
dejaba al ex rubio al descubierto.
—Hola,
Setsuna. —saludó con una amplia sonrisa, mientras se inclinaba ligeramente—.
¿Serás nuestro chaperón esta noche? —le preguntó a modo de broma al tiempo que
volvía a acariciar las pequeñas orejas del gato—. Creí que Rechoncho ya era
mayorcito para esas cosas. —Le entregó la bolsa con el postre al otro y
aprovechó entonces para alzar a Rechoncho él mismo, al cual abrazó suavemente
para no terminar hostigando al felino—. Debes meter eso a la nevera, puede
aguantar un rato fuera, pero si la cena demora se estropeará por completo y no
darán ganas de comerlo.
Setsuna
Tuvo
que contener una carcajada al escuchar la risa de Tatsuya, siempre le resultó
muy contagiosa y sobre todo porque la situación era de lo más divertida. La
idea le había llegado en el momento y resultó haber salido muy bien. Sostuvo al
gato en todo momento hasta que Tatsuya entró, sonriendo con diversión cuando lo
saludó después de cerrar la puerta. — Hola… Y sí, yo seré su chaperón. —
Respondió en broma.
Dejó
que el otro tomara al felino en brazos en lo que él sujetaba la bolsa que le
entregó, la curiosidad estaba latente para mirar lo que había traído, pero
prefirió esperar a que la hora del postre llegara después de la cena. — Bien,
lo iré a guardar. Mientras tanto, ponte cómodo, seguro que Rechoncho estará
encantado de platicar contigo. — Dio una última caricia a su mascota al costado
de una de las orejas y se dirigió a la cocina para guardar el postre en la
nevera. Después aprovechó para revisar que todo con la cena estuviera bien.
Se
asomó por la entrada de la cocina para ver a Tatsuya por un momento. — ¿Tienes
mucha hambre? Ya solo estoy calentando todo para que podamos comer. En este
tema no es bueno hacer esperar a nadie. — Comentó con diversión, pero no
mentía, sabía que con la comida no se jugaba ni se hacía esperar. Volvió dentro
de la cocina y revisó por última vez la temperatura, apagando finalmente los
fuegos de la cocina. — Supongo que no tuviste problemas para llegar, ¿O sí? —
Preguntó desde la cocina.
Tatsuya
Le
pareció divertido que Setsuna le siguiera la broma, era un buen indicio de que
iban a pasarlo genial aquella noche—. Rechoncho y yo tenemos mucho que hablar,
se nota que me ha extrañado un montón. —Habló más para el gato mientras
caminaba con él hasta la sala, donde se sentó en el sofá individual con el
pequeño sobre sus muslos.
Jugó
con el gato de Setsuna e incluso le contó algunas cosas con respecto a su día a
día, además de algunas otras sobre el anfitrión. Jamás se había planteado el
"mantener" una conversación con un gato, pero esto le resultaba
bastante gracioso—. Tengo hambre, pero puedo esperar así que tómalo con calma.
—Justo cuando vio a Setsuna desaparecer en la cocina Rechoncho saltó de su regazo,
le miró con pena, pero se resigno a su partida.
Sin
nada más que hacer se levantó y fue a donde estaba el otro baterista, a medio
camino escuchó su pregunta, pero le contestó hasta que estuvo en el marco de la
puerta de la cocina—. No fue complicado, con las aplicaciones de hoy día es muy
sencillo. —Se metió, caminó hasta el ex rubio y se colocó a su lado dedicándole
una sonrisa suave—. Rechoncho ya me abandonó por su amiga gatita, lo nuestro
duro, así que te toca cenar conmigo. —añadió de nuevo en broma—. Por cierto
¿necesitas ayuda con algo?
Setsuna
Al
escuchar la voz de Tatsuya más cerca, ladeó el rostro para verlo, sonriendo con
diversión al escuchar lo que había pasado con su gato. — Ya conoces esos amores
de adolescentes, están en la etapa de las escapadas y demás. — Le dio un par de
palmadas en el hombro, intentando estar serio, aunque la sonrisa no ayudaba
mucho a ello. — Siento mucho lo de ustedes. Pero tranquilo, seguro que la cena
te sube los ánimos.
Si
había algo que realmente disfrutaba cuando estaba en compañía del otro eran las
bromas que ambos hacían y se seguían el uno al otro. Siempre se divertía con
Tatsuya y eso le agradaba bastante. Se separó un poco de él para buscar los
platos y dejarlos frente a ambos sobre el mueble. — ¿Quieres ayudarme a servir?
Ya todo lo demás está listo, así que solo falta eso y sentarnos a comer. —
Comentó con diversión. Destapó después las dos ollas que estaban en la cocina.
En una había pasta, y en la otra la salsa para acompañarla. — Si me tomara mi
papel de anfitrión muy en serio, ya te hubiera mandado a sentar a la mesa, pero
no tenemos que ser tan formales, ¿O sí?
A
diferencia de las salsas que podían conseguirse enlatadas o en paquetes, la que
había preparado distaba mucho de ser de ese tipo. El olor, color y la textura
eran notablemente diferentes. Tomó la cuchara para servir la pasta y se la pasó
al otro. — No creas que elegí cenar pasta porque es muy sencilla de preparar y
soy muy vago, ya luego te contaré por qué no me decidí por algo más elaborado.
— No se pudo contener a hacer aquella aclaración, tras la que rió un poco con
suavidad. En un momento él había pensado que podría ser algo muy sencillo,
común y poco impresionante, pero tuvo una razón de peso para prepararla.
Tatsuya
Mientras
escuchaba atento a Setsuna no puedo evitar mirar con curiosidad lo que había en
la estufa, gracias a las tapaderas no consiguió ver mucho, pero el delicioso
olor que estas desprendían ya le anunciaban un excelente resultado—. Claro, yo
te ayudo a servir. —Esperó a que el otro destapara todo, lo que le permitió ver
finalmente lo que iban a cenar. La salsa para la pasta olía y se veía bastante
bien, pero no se lo comentó en aquel preciso momento—. Vamos, a estas alturas
ese tipo de formalidades son innecesarias.
Tomó
la cuchara para la pasta que el otro baterista le estaba ofreciendo, pero cuando
iba a comenzar a servir se detuvo, lo hizo porque el comentario del otro le
pareció tan gracioso que no tardó en reír—. No, yo no había creído nada de eso.
Espero entonces que me cuentes tus motivos pronto. —Intentó sonar lo más
divertido posible y como si no creyera que Setsuna había elegido aquel platillo
por otra razón que no fuese flojera; aunque, en realidad, no le parecía que
hubiese sido flojo, menos después de lo bien que olía todo, lo cual hablaba del
esmero que se había puesto en la salsa.
Después
de su último comentario comenzó a servir, primero la pasta y después la salsa;
lo hizo de la manera más cuidadosa posible, intentando que cada elemento
quedara bien representado en el plato. Cuando terminó volteó a ver a Setsuna y
le dijo—: Suele parecer que en los restaurantes los platillos son de lo más
elaborados, pero en realidad muchos no tienen nada de complicado. —Levantó
ambos platos, y con un movimiento de su cabeza le indicó al ex rubio que le
siguiera hasta la mesa—. Sólo necesitas que tu platillo tenga un buen
equilibrio entre sabor e imagen, y ya está, puedes venderlo como la mayor obra
de arte culinaria. —Colocó los platos en la mesa con una amplia sonrisa—. ¿Nos
sentamos? Ya quiero probar y poder evaluarte. —Bromeó un poco al final.
Setsuna
Observó
cómo Tatsuya sirvió ambos platos, aún en una tarea que podría pensarse muy
sencilla, el otro la hacía parecer ver de mucho cuidado. Con el siguiente
comentario supo bien la razón por la cual hasta el servir los platos tenía su
cuidado. Eso le hizo sonreír con suavidad, definitivamente aún tenía mucho que
aprender y al mejor maestro para ello. — Así que, mi sencilla pasta podría
venderse bien sin serive de la manera adecuada, ¿No es así? — Preguntó con algo
de diversión, mas no para hacer mofa de lo que el otro le había dicho.
Siguió
a Tatsuya hasta la mesa después de volver a cubrir las ollas, riendo con
suavidad después de la última pregunta y asintió después. — Claro, adelante. A
fin de cuentas, todo esto es para saber tu evaluación. — Respondió con
diversión a la vez que tomó la botella de vino para servir una prudente
cantidad en ambas copas. La colocó de vuelta en la mesa y después que el otro
baterista tomara asiento, él hizo lo mismo. — Bien, espero que te guste. — Lo
miró con aquella sonrisa, sin nerviosismos, pero sí expectante a lo que el otro
tuviera que decir.
Esperó
aquel comentario antes de probar bocado alguno, ciertamente la opinión de
Tatsuya era importante para él ya que lo admiraba en lo que a la cocina
respectaba, además.
Tatsuya
—Así
es, lo digo muy en serio. —Terminó riendo a pesar de estar hablando con
seriedad. En cuanto Setsuna se lo permitió se sentó a la mesa y colocó su plato
frente a él, mientras observaba con atención como su copa se llenaba de vino,
misma que acercó después. Tomó un tenedor dispuesto a hacer la mentada
evaluación de la salsa del otro baterista, sobre todo porque aquel no parecía
dispuesto a probar bocado antes de que él dijera algo al respecto—. Desde ahora
te digo que tiene muy buena pinta, su color es bastante atractivo y su olor
también lo es.
Adoptó
la postura y el gesto más serio que pudo tal como fuese de verdad un crítico de
alimentos, agarró un poco de pasta y salsa con su tenedor y sin más lo llevó a
su boca. Desde que el bocado hizo contacto con su lengua pudo percibir un
delicioso sabor que correspondía a lo que antes había dicho, su textura era
bastante buena y la pasta se había cocido en el punto exacto. Después de
terminar el primer bocado tomó un poco de vino, mientras miraba a Setsuna con
un gesto divertido.
—¿Sabes?
Cuando me dijiste que no eras muy bueno aún y todo lo demás, creí que debía
prepararme para comer algo poco deseable. —Bromeó un poco antes de dar su
veredicto final—. Pero ha sido todo lo contrario, has hecho un gran trabajo
aquí. —señaló el contenido del plato—. Te ha quedado delicioso, la salsa tiene
un sabor exquisito y la textura de la pasta me ha encantado. Creo que con un
poco de esfuerzo podrás hacer algo más que pasta. —No había podido contener
aquel comentario, tenía ganas de decirlo desde que el ex rubio dijo que no
había escogido pasta por flojera—. Por cierto ¿me dirás el porqué de tu
elección?
Setsuna
Los
minutos a la espera por el comentario de Tatsuya se le hicieron eternos, ni
siquiera tomó el tenedor, más bien tomó su copa para beber un primer sorbo de
vino en lo que lo observaba expectante. Ante el primer comentario, comenzó a
pensar en qué pudo haber salido mal, pero después de escuchar lo que realmente
pensaba, dejó escapar una ligera risa, negando un par de veces. — Idiota, me
asustaste. — Reclamó con diversión.
Volvió
a beber un poco más del contenido de la copa y la dejó en la mesa de nuevo,
mirando al otro con una notable sonrisa. — Tenía en mente dos platillos para
esta cena, el otro era un poco más elaborado, no demasiado, pero no era una
sencilla pasta. — Recalcó con diversión, tomando finalmente el tenedor después.
— Pero, con la otra elección, no me sentía tan seguro, la última vez no me
quedó muy bien. En cambio, esta salsa ya me sale muy bien, y aproveché, además,
para experimentar un poco. Y creo que funcionó.
Le
había comentado el motivo principal de su elección, los detalles se los iría
contando poco a poco durante la cena, no creía necesario el correr con los
detalles. Sin más, no hizo esperar por su cena servida, después de sus palabras
tomó una porción con su tenedor y probó su propia “creación, así pudo confirmar
que su intento de experimentar quedó mucho mejor de lo que pensaba. — Hm,
tienes razón, no está nada mal.
Tatsuya
Que
Setsuna le llamara idiota no era algo que le molestara, por el contrario le
causaba mucha gracia y llevaba inevitablemente a reír—.Tenía que darle un poco
de emoción y suspenso, lo siento. —se disculpó antes de volver a llevar un
bocado a su boca, mientras escuchaba con atención el porqué de la elección de
ese platillo. Los motivos del otro baterista le parecieron validos y bastante
acertados.
—Creo
que hiciste lo correcto, otros intentarían algo más elaborado por pura
pretensión, pero tú has quedado mucho mejor representado con una pasta
sencilla. —Y no mentía, creía firmemente que era mejor presentar algo
"sencillo" pero bien hecho a algo elaborado que dejase mucho que
desear. Y definitivamente, lo que había preparado Setsuna era de lo más rico
que había probado hace algún tiempo. Verlo probar su platillo le causó emoción,
siempre era grandioso ver a los demás reconocer su propio esfuerzo cuando lo
merecían.
Dio
cuenta de varios bocados más y de un par de tragos a su copa antes de volver a
hablar—. ¿Qué tal ha ido el trabajo estos días? —Era una cena no sólo para
hablar de las habilidades de Setsuna, ese había sido sólo el pretexto para
reunirse y pasar un buen momento juntos así que no vio fuera de lugar
cuestionarle sobre su trabajo para dejar que la conversación comenzara a
fluir—.¿Sabes? Creo que estás haciendo algo grandioso, cada vez te superas más
a ti mismo.
Setsuna
— Por
eso no quise irme por lo complicado y arriesgarme a que saliera mal. — Comentó
después de aquel primer bocado que había probado. — La salsa es natural, ese es
el gran logro de todo, no tanto la pasta. — Justo como Tatsuya había dicho, su
elección se basó en la prevención del resultado, no tanto en lo elaborado. Por
eso había quedado muy satisfecho con lo que preparó.
— Con
el trabajo… Bueno, ha ido muy bien, porque hay muchas más ocupaciones en las
cuales enfocarse, así que supongo que es una muy buena señal. — Aunque mostraba
un gesto gracioso en el rostro, no era una queja por tener más trabajo, porque
de no ser así sería preocupante. — ¿Qué tal tú? ¿Aún te tienen trabajando como
esclavo? — Por supuesto que no iba a olvidar las muchas veces que Tatsuya hacía
referencia a su trabajo de esa forma, le parecía divertido. Aparte de estar
disfrutando de una buena cena, acompañada con vino, la plática siempre era muy
entretenida con el otro baterista.
Sin
embargo, fue el último comentario el que lo dejó con una mayor sonrisa, ya no
era de broma o diversión, sino que escuchar esas palabras por supuesto que le
iba a agradar, y más por quien las decía. — ¿Te parece? Realmente agradezco que
pienses eso. Sin duda es algo que quiero lograr, superarme a mí mismo. Creo que
es la manera de siempre buscar lo mejor, en cualquier ámbito. — Tratar temas
así de vez en cuando le gustaba bastante, no todo era broma entre ellos cada
vez que tenían la oportunidad de hablar, y poder conversas sobre diferentes
tópicos era otra forma de mostrar lo bien que se llevaban.
Tatsuya
A
pesar de continuar comiendo prestó suma atención a lo que el otro baterista le
contaba, tanto que no pudo evitar soltar una carcajada cuando mencionó su
"situación de esclavo". No comentó nada, dejó que Setsuna hablara
hasta el final, le gustaba oírle sobre su trabajo ya que era algo que
compartían. Sabía que al otro le apasionaba lo que hacía tanto como a él y eso
siempre le había parecido motivador.
—Me
parece y estoy completamente seguro, tienes mucho talento, pero se nota todo el
trabajo, esfuerzo y tiempo que le pones a esto y, eso te hace mucho mejor cada
día. —habló con seguridad porque era completamente sincero, creí firmemente que
Setsuna llegaría muy lejos si seguía como hasta ahora—. En cuanto a mí, sí,
sigo en calidad de esclavo; pero no es tan malo como parece. —le señaló de
forma graciosa con su tenedor—. Me dan tres comidas diarias, alcohol y dulces.
Además puedo salir de vez en cuando, si me portó bien claro está. —no pudo
evitar soltar una risita por su último comentario.
Un
poco más calmado continuó—Ya hablando en serio, nos va muy bien últimamente,
estoy muy feliz y satisfecho con la parte que me toca a mí. Sé que debo mejorar
muchas cosas, pero trabajar continuamente hace que me sienta capaz de alcanzar
todas las metas que tenga por delante. —Después de eso se hizo del último
bocado de su plato y lo llevó a su boca para terminar; bebió un poco más de
vino antes de hablar una vez más mientras se levantaba—: Termina, iré por el
postre.
Caminó
hacia la cocina, pero antes de entrar—: Voy a tomar un par de platos. —Se
dirigió de inmediato a la nevera, donde localizó de primera vista el postre que
había traído. Había pensado en una gran cantidad de postres, no era tan fácil
elegir cuando se trataba de cosas dulces para él. Al final se decidió por un
postre que hace mucho tiempo no preparaba, sobre todo porque algunos
ingredientes no se conseguían en cualquier tienda. Cortó dos pequeños trozos y
los sirvió en un par de platos que tomó de la alacena.
Setsuna
Por
supuesto que no lo iba a negar, los comentarios de Tatsuya le alegraban
bastante, sobre todo viniendo de alguien que lo entendía más que bien, tener a
alguien con quien compartir esa pasión era lo mejor. Mientras seguía escuchando
las palabras del otro, comió algunos bocados más, pero evitó beber vino porque
la risa del otro le provocó otra. — Me alegra que, aún siendo un esclavo, estés
tan contento y satisfecho con tu trabajo. Ambos estamos creciendo y mejorando.
Ahora
sí, bebió del vino en su copa y la colocó de nuevo sobre la mesa. Tatsuya no lo
dejó detenerlo, así que acabó por solo asentir y acabar con el par de bocados
más que le hacían falta para terminar de comer. — Adelante, no tienes que
pedirme permiso. — Acotó con un tono divertido, como había dicho minutos atrás,
antes de iniciar la cena, las formalidades no eran necesarias, y eso contaba la
confianza para que el otro baterista tomara lo que necesitase de su cocina sin
tener que preguntar por ello.
En lo
que esperaba por el regreso de Tatsuya, bebió un trago más del vino, aún no acababa
su copa y es que no tenía la intención de terminarla con apuro. Así como la
cena pareció quedar muy bien, la conversación fluir con tal naturalidad y
sencillez, no creía tener que apresurar nada, ni siquiera beber el contenido de
su copa.
Pero
en vez de estar pensando si beber más o no, en su mente recordaba una de las
tantas pláticas que había tenido con Tatsuya días antes, así pudo recordar una
idea que en ese momento había tenido pero que no la llegó a comentar por estar
más entretenido con la plática. Entonces, aprovechó la presente ocasión para
comentarla. — Por cierto, hace unos días me comentaste que eras bueno jugando
baloncesto. ¿Qué tan bueno eres? — Al preguntar alzó un poco el tono de voz
para que el otro lo pudiera escuchar sin problema desde donde estaba.
Tatsuya
El
postre que había llevado en aquella ocasión se llamaba tiramisú, no era
especialmente complicado de preparar, pero su sabor sí que era delicioso. El
café, chocolate y el queso mascarpone le daban un toque especial. Acomodó de
manera estética el postre sobre los platos, incluso colocó una pequeña hoja de
menta sobre éste para contrastar un poco los colores con el café del chocolate.
Tomó
un par de cucharas pequeñas y los platos para regresar con ellos al comedor,
casi llegaba al marco de la puerta cuando escuchó la pregunta de Setsuna. No le
contestó de inmediato, se esperó hasta llegar frente a él y tras colocar los
postres frente a cada uno luego de sentarse—. Soy muy bueno jugando baloncesto,
aunque la última vez pude lesionarme por la falta de práctica, pero no fue nada
de importancia. ¿A ti te gusta? ¿o algún otro deporte?
—Antes
de que me respondas, te diré que tiene esto. —sonrió a modo de disculpa por
haber olvidado explicarle el postre—. Se llama tiramisú, no es complicado de
preparar. Lo particular de este postre es que se prepara con café, queso
mascarpone y una especie de galletas llamadas bizcochos de soletilla, son
alargadas, esponjosas y dulces aunque un poco secas. —cortó un pequeño trozo de
su plato para mostrarle la consistencia del postre al otro baterista.
—Espero
que te guste, no estaba muy seguro de que traer, pero me decidí por algo frío
por el clima y porque hace mucho no comía esto y quería aprovechar para
mostrártelo. —Al igual que Setsuna hace rato con la pasta planeaba esperarse
para comer hasta que el otro probara el postre y le diera su opinión hacer de
éste.
Setsuna
Su
vista se dirigió directamente a Tatsuya cuando lo vio volver, y la sonrisa en
su rostro apareció de inmediato al ver aquellos platos con el postre servido. A
simple vista ya se veía bastante bien, y estaba seguro que el sabor sería mil
veces mejor. Tanto así, que no le importó esperar para poder responder a las
primeras preguntas del otro.
Se
acomodó correctamente en la silla para prestar atención a lo que el otro le
comentaba sobre el postre. Definitivamente la combinación con el café le llamó
mucho la atención, pero no por eso perdió la atención a todo lo demás. Tatsuya
era muy bueno con los postres, siempre lo sorprendía. — Se ve delicioso. Y
estoy seguro que el sabor será aún mejor. Así que, a comprobarlo.
Acercó
el otro plato que estaba en la mesa y con la cuchara cortó un pequeño trozo
para probarlo. Y ahí estaba, justo lo que había pensado sobre aquel postre
resultaba ser cierto, le había encantado y no dudó en hacérselo saber de
inmediato. — Está muy bueno, en verdad que sí… La galleta le da textura, y eso
me gusta. Esto me da más razones para pensar que serías un estupendo chef.
Varias
veces le había comentado aquella idea a Tatsuya antes, y esta vez no lo dejó
pasar, más por broma que por insistencia, pero estaba claro que la habilidad
del otro baterista en la cocina era admirable, y siempre que tuviera la
oportunidad se lo haría saber. No quiso esperar más para comer otro bocado.
Tatsuya
Un
poco ansioso observó cada uno de los movimientos de Setsuna para probar el
postre, sabía que éste era bastante bueno, pero saber si le gustaba o no al
otro baterista era lo que más le interesaba en aquel momento. Cuando la espera
llegó a su fin, cuando Setsuna le dijo que le gustaba la textura de las
galletas, fue el momento en que sintió gran alivio y lo dejó ver en la gran
sonrisa que apareció en su rostro.
—Me
alegra de verdad que te gustara, es algo bastante sencillo, pero su sabor es
muy rico así que por eso lo elegí para esta noche. —comió un poco
esta
vez—. Las galletas son el ingrediente principal, es difícil tener un buen
resultado con otro tipo de galleta a mi parecer. —Era verdad que no siempre se
podía conseguir las galletas, o si había forma el precio solía ser un poco
elevado y por ello algunos tendían a usar otras, pero desde su perspectiva eran
irreemplazables.
—Y con
respecto a lo de ser un estupendo chef... —no pudo evitar sonreír con cierta
diversión, pero terminó adoptando un gesto serio—, lo he pensado, lo he hecho
en serio. Por mucho que amemos la música y pongamos todo nuestro esfuerzo en
ello, creo que nunca esta de más tener otra cosa que te respalde. —Cualquiera
que estuviese en el mismo mundo que ellos sabría que su situación dependía de
más cosas que su entusiasmo.
—Intentaré
hacer algo modesto, sé que no se me da mal la cocina, pero no estudié para chef
ni nada similar, así que no quiero arriesgarme a chocar contra pared. —Dio un
profundo suspiro tras el que terminó riendo—. Pero no quiero pensar mucho en
ello, aún debo reunir más efectivo para plantearme estas cosas. Mejor, dime ¿te
gusta el baloncesto? —preguntó emocionado, era un deporte que le encantaba—, lo
mencionaste hace poco y me causó curiosidad, si es así podría invitarte a jugar
algún día.
Setsuna
— No
sé cómo será con otras galletas, pero al menos con estas queda estupendo. —
Aseguró con una sonrisa antes de comer un poco más del postre. Aunque tenía
cierta curiosidad por saber el sabor del mismo postre pero con otra galleta,
por el momento prefería seguir disfrutando del que Tatsuya había llevado en esa
ocasión.
Sin
embargo, aunque tenía gran parte de su atención en lo que comía, también
escuchaba atento lo que el otro baterista le comentaba sobre el asunto con ser
chef. Era muy cierto que pensar en un respaldo era importante, la vida da
muchos giros inesperados, él lo sabía bien. — Tal vez empezar con algo pequeño
no estaría mal, además así aprendes más cosas. — Añadió luego de uno de los
bocados que había dado al postre. — Pero tienes razón, tal vez no sea momento
para pensar en estas cosas como tal.
Se dio
el chance de dejar salir otra risa a causa de sus propias palabras, aunque leve
en este caso. Dejó la cuchara sobre el plato, aún no terminaba el postre pero
no había puro en ello. — Me gustan los deportes en general, y por eso te
preguntaba sobre el baloncesto, porque justo eso había pensado, invitarte a
jugar alguna vez. ¿Me leíste la mente o algo así? — Bromeó sin siquiera
pensarlo. Tatsuya se le había adelantado con la idea, sin embargo también pudo
haber sido bastante obvia.
—
Cuando tengas tiempo me avisas y vamos un rato a algún sitio a jugar
baloncesto. Es un deporte que tengo abandonado, pero con unos minutos de calentamiento
ya no me sentiré oxidado. — Ahí sí le ganó otra risa, estaba exagerando, mas
así resultaba más entretenida la plática. — ¿Te parece la idea?
Tatsuya
Ya que
la conversación volvió a fluir decidió comer con tranquilidad su postre, no
tenía ningún tipo de prisa ni ningún pendiente en algún otro sitio. Escuchó
atento a Setsuna sonriendo divertido e incluso riendo cuando éste bromeaba, su
sentido de humor era una de las cosas que más le agradaba del otro baterista.
Se
permitió dejar de lado el tema de ser chef, como ambos habían acordado no era
momento para pensar demasiado en eso y su propuesta y ahora también de Setsuna
con respecto a los deportes le parecía más atractiva—. Digamos que puedo leer
la mente de aquellos a los que he besado, yo que tú tendría cuidado con lo que
pienso. —aunque no dejó ir la oportunidad de bromear.
—En
cuanto a lo de ir a jugar baloncesto,creo que mi respuesta es obvia, me parece
una idea estupenda. —Decir que la idea de jugar juntos no le emocionaba era
mentir, desde la salida anterior con Setsuna notó que había un montón de cosas
que tenían en común además de su historia pasada y ya que era muy difícil dar
con personas que le comprendieran tanto como él, no quería perder la
oportunidad de hacer más cosas a su lado. Era un hecho que la diversión y buena
compañía estaban garantizadas, no pedía más.
—Tendremos
que calentar muy bien ambos, no suelo hacer mucho deporte últimamente, pero
procuro hacerlo casa que me es posible. —De pronto recordó algo y terminó
dejando de lado la cuchara de su postre para sacar su teléfono móvil, en el
cual comenzó a buscar una dirección—. Tengo un amigo que nos puede prestar un
sitio donde jugar, la ventaja de ser suyo le permite prestarlo sin importar el
horario o día. —en cuanto encontró la dirección le pasó su móvil al otro—. Ve
la dirección, sino se te complica ir ahí podríamos pedirle que nos deje ir un
día de estos.
Setsuna
—
¡¿Qué?! Joder, Tatsuya, y yo que he pensado de todo ya. — Negó un par de veces
con muy mala fingida seriedad, la risa le estaba ganando, la broma había
llegado de imprevisto pero le resultó sumamente graciosa a la vez. — Ya no te
dejaré que me beses, así no crece tu poder ese raro. — Ahí si no pudo aguantar
la risa, al menos por unos segundos.
Había
estado atento a las palabras de Tatsuya, la sonrisa en el rostro, además,
evidenciaba muy bien lo contento que estaba de ahora tener una nueva idea para
divertirse, sobre todo de una manera que a ambos parecía gustarles bastante. —
Por supuesto que vamos a tener que calentar muy bien antes, lo de estar oxidado
iba en serio. — Respondió con diversión antes de comer un bocado más de aquel
postre, no pensaba dejarlo abandonado por completo.
Cuando
el otro le pasó el móvil, volvió a dejar la cuchara sobre el plato para así
tomar el celular con ambas manos y revisar la dirección. Revisó algunos lugares
aledaños para reconocer un sitio conocido desde el cual guiarse y después lo
devolvió a su dueño, a quien miró con la sonrisa que de nuevo se había formado
en su rostro. — ¿Puedes pasarme la dirección? La revisaré con calma más tarde,
pero ten por seguro que iremos si es posible que nos presten el lugar.
Confiaba
en que aquella idea, la que al parecer ambos habían pensado en su momento,
saldría de lo mejor, tan bien como esa cena estaba marchando, a su parecer. Y
es que siempre encontraba la manera de pasar un buen rato con el otro
baterista, sin necesidad de esfuerzos ni nada similar. — Creo que estamos
llenando bien la agenda de los compromisos, ¿No te parece?
No era
por ser un goloso de los postres, pero no seguir comiendo de lo que Tatsuya
había llevado para esa ocasión hubiera sido un crimen, así que cada tanto iba
disminuyendo la porción en su plato. — Por cierto, si quieres algo más, vino o
lo que sea, solo me dices. Yo quedé encantado con el postre.
Tatsuya
La
broma sobre los besos y sus poderes de telepatía le hicieron reír, pero dejó
pasar su comentario para seguir hablando de jugar baloncesto, aquello le había
entusiasmado más de lo que alcanzaba a expresar. Era uno de sus deportes
favoritos y jugar con Setsuna, por donde quiera que se mirase, le parecía una
asombrosa idea.
Tomó
de vuelta su móvil y lo guardó de inmediato en su bolsillo antes de volver a
comer de su plato, mientras escuchaba atento a Setsuna—. Seguro, te la mandaré
en un rato. Me parece que no está muy lejos para ninguno, aún así me ofrezco a
venir por ti si es necesario. —No tenía problema alguno en pasar por el él y
luego irse juntos, incluso lo veía como una oportunidad de pasar más tiempo
para hablar.
Al
igual que la porción de postre del otro baterista, la suya fue disminuyendo
hasta casi extinguirse. Fue en ese momento en que el otro le ofreció más vino o
cualquier otra cosa, lo meditó por un rato, le encantaban los postres y el vino
por supuesto, pero se sentía bastante satisfecho hasta el momento—. Creo que
estoy bien así, aunque si me tomó literal lo que has dicho... —sonrió con
cierto deje de diversión y malicia—. Puedo pedir lo que sea ¿no? esa es una
amplia gama de posibilidades, Setsuna. —le señaló con su cuchara de forma graciosa
antes de hacerse con esta del último bocado de su plato.
—Ah,
por cierto, lo de mis poderes, tienen efecto aunque no vuelva a besarte, sobre
todo porque tú y yo hicimos algo más que besarnos. —Fue imposible que no usara
un tono coqueto al hablar. Subió sus codos a la mesa y dejó que su mentón
descansara sobre las palmas de sus manos, mientras le dedicaba una amplia
sonrisa—. Además has herido mis sentimientos ¿ya no quieres que te bese? y yo
que me puse guapo con la única intención de obtener un beso hoy.
Setsuna
—
Bueno, si no te es molestia venir hasta acá para que vayamos juntos, te lo
agradecería mucho. Me manejo muy bien en Tokyo, pero creo que tú conoces más. —
Aunque llevaba ya mucho tiempo viajando a la capital, y sobre todo viviendo ahí
largas temporadas, no se consideraba un experto en toda la zona sin importar
que ya conociera bastante. — Es más, si quieres puedo pasar yo por ti y me vas
indicando la dirección, así me la aprendo.
Al
terminar la porción de postre dejó la cuchara sobre el plato para no tener
distracciones mientras escuchaba a Tatsuya. Se había percatado de un detalle al
que él no le tomó mucha importancia cuando se dio cuenta de lo que había dicho,
no podía esperar menos del otro baterista. Sonrió con diversión y se encogió de
hombros. — Pensé que no te habías dado cuenta, pero sí, estás en lo correcto,
lo que dije da paso a muchas posibilidades. Así que técnicamente podrías pedir
lo que sea. — No pudo contener la leve risa que la situación le provocó. No
creía haberse equivocado en lo que dijo, pero le resultaba gracioso en lo que
había acabado.
Identificó
de inmediato el tono coqueto con que Tasuya continuó hablando, lo que por
supuesto le hizo sonreír de la misma forma, estaba bastante consciente que
habían hecho mucho más que besarse. Así como el otro se acomodó, él apoyó el
codo en la mesa, después de hacer el plato del postre a un lado, y sobre la
palma de su mano reposó el mentón, sin dejar de mirarlo sonriente. — Claro que
aún quiero que me beses, pero no que uses tus poderes contra mí—
Aunque
la última idea la dijo para seguir con la broma de los poderes, no todo había
sido con esa intención, por ello no demoró en continuar con lo que decía. —
Realmente te ves muy guapo, y si prometes no leerme la mente, pueda que te deje
obtener un beso hoy, ¿Te parece? — Si el otro le iba a hablar en un tono
coqueto, él tampoco se quedaría atrás, seguro ya Tatsuya sabría muy bien eso.
Tatsuya
Su
sonrisa se ensanchó en el momento que Setsuna adoptó una posición muy similar a
la suya, pero sobre todo por lo que le dijo. Justo ahora agradecía haberse
inventado aquello de poder leer su mente—. Vamos, casi nunca he usado mis
poderes contigo, lo juro. —Respondió casi de inmediato en medio de una risita
poco escandalosa, misma que fue disminuyendo al escuchar la última propuesta
del otro baterista.
Aquella era una promesa demasiado fácil de cumplir, Setsuna también debía saberlo, así que no había duda alguna de que había correspondido a su coqueteo. Guardó silencio por varios segundos, mientras fingía estar meditando a consciencia la propuesta—. Debo admitir que no leer tu mente es todo un sacrificio, me habría gustado saber qué piensas junto ahora, pero la recompensa es muy tentadora… —se tomó un par de segundos más antes de darle una respuesta final—: Está bien, acepto no leer tu mente en toda la noche, sólo si ese beso deja de ser sólo una posibilidad y se convierte en un hecho ¿De acuerdo?
Dejó de reposar su cabeza sobre su diestra, la cual le ayudó a hacer a un lado, al igual que Setsuna, el pequeño plato de su postre. Lejos de volver a posar su cabeza sobre su diestra, llevó a esta hasta el mentón del otro, el cual tomó sutilmente entre sus dedos dejando su pulgar muy cerca del labio inferior de Setsuna—. Pero pensándolo mejor, creo que merezco más de un beso. —Acarició superficialmente el labio del otro como si fuese la cosa más normal, mientras miraba a sus ojos—. Además me ofreciste cualquier cosa que yo quiera, sigo pensando que quiero, pero ya me estoy haciendo una idea.
Aquella era una promesa demasiado fácil de cumplir, Setsuna también debía saberlo, así que no había duda alguna de que había correspondido a su coqueteo. Guardó silencio por varios segundos, mientras fingía estar meditando a consciencia la propuesta—. Debo admitir que no leer tu mente es todo un sacrificio, me habría gustado saber qué piensas junto ahora, pero la recompensa es muy tentadora… —se tomó un par de segundos más antes de darle una respuesta final—: Está bien, acepto no leer tu mente en toda la noche, sólo si ese beso deja de ser sólo una posibilidad y se convierte en un hecho ¿De acuerdo?
Dejó de reposar su cabeza sobre su diestra, la cual le ayudó a hacer a un lado, al igual que Setsuna, el pequeño plato de su postre. Lejos de volver a posar su cabeza sobre su diestra, llevó a esta hasta el mentón del otro, el cual tomó sutilmente entre sus dedos dejando su pulgar muy cerca del labio inferior de Setsuna—. Pero pensándolo mejor, creo que merezco más de un beso. —Acarició superficialmente el labio del otro como si fuese la cosa más normal, mientras miraba a sus ojos—. Además me ofreciste cualquier cosa que yo quiera, sigo pensando que quiero, pero ya me estoy haciendo una idea.
Así de
improviso como le había tomado el mentón, así se le dejó y más rápido de lo que
él mismo había esperado se levantó de su lugar—. Te ayudaré a recoger un poco.
—Acumuló los platos en una pila y junto a una gran y traviesa sonrisa de su
parte partió con ellos hacia la cocina. Le gustaba jugar a tentarse con
Setsuna, le gustaba ver sus reacciones y estaba muy entusiasmado por saber que
había provocado todo lo de antes, pero le parecía igual de interesante crear un
poco de suspenso.
Setsuna
La
manera en que Tatsuya actuó para responderle le pareció muy graciosa, le era
tan sencillo tenerlo sonriente, y no importaba si no acababa riendo, ya el
gesto gracioso en su rostro era más que suficiente para dar a entender que se
estaba divirtiendo en esos momento. — Bueno, me parece un buen trato. Así que,
sí, estoy de acuerdo. — Tal vez estaba de más afirmarlo, pero tampoco quería
dejar la broma a medias.
Por
supuesto que no se apartó cuando sintió que le tomaba el mentón de esa manera,
ni siquiera abandonó la posición en la que estaba, mucho menos apartó su mirada
de la de él. Bastante le gustó sentir aquel pulgar rozar su labio, pero más aún
escuchar lo que el otro comentaba. — Y no me retracto.— Aclaró por último
segundos antes de que aquella mano se apartara de su rostro tan rápido como
llegó.
¿Recoger?
Eso era en lo menos que pensaba en esos momentos, le encantaba que Tatsuya
jugara de esa forma, no lo iba a negar, pero tampoco se quedaría solamente con
lo sucedido segundos atrás. Sonrió con notable más coquetería en lo que veía al
otro baterista retirarse hacia la cocina y hasta ese momento se levantó para
recoger las copas y la botella de vino, igualmente las llevó a la cocina.
Dejó
la botella en el mueble de la cocina y las copas a un lado, acercándose después
al lado del otro y apoyó su brazo en el hombro, así reposó el mentón sobre su
antebrazo. — Si llegas a aclarar la idea que tengas, no puedes irte sin
comentármela. Sabes que me gusta saber lo que se te ha ocurrido. — Al haber
apoyado el mentón en su antebrazo, su boca estaba más cerca de la oreja de
Tatsuya. Se había acercado así con toda la mala intención, no dejaría al otro
baterista jugar solo ese juego, porque si bien le gustaba mucho lo que el otro
hacía, también disfrutaba participar de ello. — Gracias por la ayuda, puedes
dejarlo ahí que yo lo lavo después. — Se apartó y dio un par de palmadas en el
hombro del otro donde se había apoyado, ocupándose después en guardar la
botella de vino.
Tatsuya
Planeaba
lavar los platos, estaba por hacerlo cuando escuchó a Setsuna entrar a la
cocina así que pospuso la tarea que se había auto impuesto. Decir que no
esperaba nada por parte del otro después de lo que él hizo en la mesa, era una
mentira, pero desde luego que no vio venir que se recargara sobre su hombro y
mucho menos que le hablara así de cerca al oído.
Aquello
le trajo muy buenos recuerdos, muchos de ellos en verdad placenteros, ya que la
voz de Setsuna siempre le había gustado, mucho más de lo que podría decir—.
Claro, te diré lo que se me haya ocurrido. —Ya que el otro baterista no le veía
directamente se tomó la libertad de cerrar por un momento los ojos y disfrutar
de lo bien que sentía su aliento chocar contra su piel. Lamentó tanto cuando el
ex rubio se alejó, pero intentó retomar el control de si mismo, algo como eso
no podía quedarse así.
—Dejaré
que seas el buen anfitrión y no lavaré nada. —Se volteó y observó calmado desde
su lugar todo lo que el otro hizo, esperando pacientemente a que diera señales
de querer voltear. Aprovechó ese breve momento para planear lo que iba a hacer,
descartó un par de ideas antes de dar algunos pasos hasta quedar muy cerca a
espaldas de Setsuna. Para cuando el otro baterista volteó no le resultó nada
complicado "acorralarlo" contra el mueble, mientras le dedicaba una
sonrisa pícara.
—Yo sé
que hemos terminado la cena, pero aún no quiero irme. —acercó peligrosamente
sus labios contra los de Setsuna, estaban a casi nada de rozarse, pero hizo un
gran esfuerzo para que no lo hicieran—. ¿Te parece si hacemos algo juntos?
—poco a poco se movió hasta que su boca alcanzó la oreja izquierda del
anfitrión—. Se que no eres mucho de juegos, pero de verdad me encantaría...
—hizo una pequeña pausa—, jugar contigo.
Un
pequeño maullido le dio pretexto perfecto para separarse de Setsuna, al hacerlo
vio al pequeño y adorable gato de éste—. O tal vez podría reanudar mi cita con
Rechoncho. —caminó hasta el felino y bajó para poder sostenerlo entre sus
brazos—. Míralo, ha regresado sólo por mí. —Se puso a mimar a Rechoncho,
mientras miraba de reojo al otro con un gesto divertido en el rostro.
Setsuna
Realmente
deseaba haberse quedado junto a Tatsuya, apoyado en su hombro, tan cerca de él,
pero eso le hubiera quitado todo sentido de seguir con aquel “disimulado”, pero
muy bien intencionado, coqueteo entre ambos. Cuando se dedicó a guardar no hizo
caso omiso a las palabras del otro, aunque sólo se limitó a sonreír y no
responder nada más. Una vez lo sintió cerca (porque estaba bastante atento como
para no percatarse de ello), se volteó a verlo, mas mucho no pudo hacer al
quedar entre el mueble de la cocina y el cuerpo del otro baterista.
La
sonrisa se ensanchó más casi de forma inmediata, no iba a negar lo mucho que le
gustaba aquella sonrisa en el rostro del otro, y mucho menos la peligrosa
cercanía entre ambos. Tampoco tuvo la intención de interrumpirlo, al menos no hasta
que hubiera terminado de hablar. Escucharlo al oído fue todo un deleite, y
gracias a que sus manos habían terminado en el borde del mueble podía
controlarlas y no acabar por sujetar al otro para impedirle que se apartara.
La
respuesta a la pregunta era bastante clara, tenía todo el impulso para darla a
conocer, pero en vez de decir algo, acabó riendo con suavidad al escuchar el
maullido de su gato. Le fue imposible no voltear a verlo, sobre todo con lo
consentido que se miraba en los brazos de Tatsuya. — Ah, claro, ahora vas a
jugar con él y no conmigo…— Le reclamó al otro baterista; el tema no quedaría
de lado. — Eso es traición de tu parte, Rechoncho. — Añadió con algo de
diversión al dirigirse a su gato como si este realmente lo escuchara.
Se
acercó hasta donde ambos estaban, regalando al felino una suave caricia detrás
de la oreja, como tanto le gustaba. — Yo pensaba aceptar con mucho gusto lo que
Tatsuya me había propuesto, pero tú quieres ser el anfitrión ahora. — Aunque
había sido un comentario divertido, un supuesto reclamo a su mascota, no dejaba
de ser parte de aquel juego. La caricia detrás de la oreja la llevó hacia un
costado de la cara de su mascota, sin perder atención en el otro.
Tatsuya
Haber
tomado a Rechoncho entre sus brazos no era para nada señal de querer dejar el
asunto con Setsuna, sólo lo estaba posponiendo un poco. Terminó riendo ante los
reclamos que el otro baterista le hacía al pobre gato que nada de culpa tenía,
no había manera en que no se la pasara de lo mejor con él, siempre le hacía
reír por una u otra cosa.
—Es
que Rechoncho es tan bonito y suave. —Le sorprendía que el gato estuviese tan
tranquilo, si por algo eran conocidos los gatos era su poca paciencia para
estar entre los brazos de las personas, solían sentirse invadidos con mucha
facilidad. Pero agradecía mucho que estuviese cooperando con ellos, gracias a
eso Setsuna volvió a acercarse a él—. Pero puedo asegurarte que no voy a jugar
las mismas cosas que contigo.
Lo
último que dijo el baterista amplió su sonrisa, fue poco después de eso que se
dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la entrada de la cocina con todo y
el gato—. Si quieres puedo dejar a Rechoncho, pero tienes que ofrecerme un buen
trato. —Se dio la vuelta sólo para mirar directo a los ojos de Setsuna—. Además
de todo lo que ya me has prometido esta noche, recuerda que me debes un beso y
todo lo que yo quiera. Estaré en tu sala retomando mi cita con Rechoncho si se
te ocurre una buena razón para que lo dejé de lado ya sabes dónde estamos.
Bastante
divertido con todo el asunto salió de la cocina y se fue directo a la sala del
otro baterista, se sentó con Rechoncho en su regazo en el sofá más amplio—.
Pero que tranquilo estás, Rechoncho, ni parece que Setsuna te haya acusado de
traición. —Le gustaban de verdad los gatos, cada que tenía uno cerca no podía
frenar su impulso de mimarlos. Pero esta vez no tenía la concentración
suficiente para hacerlo, se le antojaba más “mimar” al dueño del departamento
que a su mascota. Su mirada iba y venía de Rechoncho hacia la puerta de la
cocina, esperaba verlo salir pronto de ahí.
Setsuna
—
Bueno, me alegra saber que lo que jugarás conmigo será algo único. — No se iba
a reservar ese comentario, y mucho menos en la presencia de alguien en quien
confiaba tanto. La sonrisa se mantuvo en su rostro aún cuando el otro baterista
se dirigió a la salida de la cocina, con el gato en brazo, y le comentó
aquello. No apartó su mirada de la de Tatsuya, al menos hasta que este salió
del lugar. — Increíble, competir contra mi propio gato. — Más que una queja,
simplemente quería bromear un poco más con ello nada más.
Sobre
lo que Tatsuya le había comentado, no tenía mucho de dónde elegir. Si lo
pensaba muy bien, al decir “todo lo que quiera”, incluía demasiadas
posibilidades, y se tomó muy en serio el pensar en algo bastante bueno que no
estuviera incluido en ese “todo”. Un par de minutos fue lo que le tomó
considerar aquello y después de revisar que todo estuviera en la cocina y no
faltara nada en la mesa, salió de la cocina sin más.
Aquella
escena del otro mimando al gato le hizo sonreír con amplitud. Sabía lo mucho
que a Tatsuya le gustaban los gatos, y no cabía duda que aquellos dos se
llevaban bastante bien, sobre todo porque Rechoncho no se oponía en ningún
momento a los mimos. — Ah, esto lo tendré tan difícil. — Comentó con
exageración, incluso suspiró hondamente para dar más dramatismo al asunto; mas
sin dificultad se notaba que aguantaba la risa.
Avanzó
entonces hasta la sala, tomando asiento del lado junto otro (de tal forma que
el costado de su cuerpo quedó frente al respaldo del sofá). Volvió a regalarle
una caricia a su mascota en el centro de la cabeza, prestando atención después
a quien tenía al felino en el regazo. — ¿Sabes? Esto me parece muy injusto,
porque ya sabemos que te daré todo lo que quieras, y ahí hay una infinidad de
opciones, entonces no me dejas mucho de dónde escoger para superar al gordo
este. — Inició con un supuesto reclamo, estirando un poco sus labios para
señalar a su gato después de lo último que dijo.
Ante
de continuar de continuar, se acercó un poco más a Tatsuya, apoyó el codo en el
respaldo del sofá y sobre la palma de la mano su mejilla, como antes lo había
hecho cuando estuvieron en la mesa. — Pero también te tengo una propuesta… — Su
sonrisa se volvió pícara, y no esperó respuesta alguna antes de acercarse aún
más y volver a hablarle al oído, pero esta vez lo hizo más cerca, rozando sus
labios con la oreja del otro. — Te propongo darte algo más con mis labios que
solo un beso. El postre que trajiste estuvo delicioso, pero estoy seguro que
puedes darme algo mucho exquisito que el tiramisú… Ah, y además de dejarme
saborearlo, ¿Qué otra parte de mi cuerpo te gustaría adornar? Piénsalo, y me
avisas qué te parece. — Finalmente no se aguantó las ganas y terminó dejando
una ligera mordida en la oreja de Tatsuya.
Como
si nada hubiera dicho o hecho, volvió a retomar algo de distancia, él mismo
tenía que controlarse para no acabar con toda la diversión del momento; aunque
era ya difícil, Tatsuya se las había arreglado bastante bien para que a cada
paso el controlarse fuera todo un reto.
Tatsuya
En
cuanto vio a Setsuna salir de la cocina lo pudo dejar de verle, le siguió con
la mirada hasta que se sentó a su lado. Guardó silencio en cuando el ex rubio
comenzó a hablar, aunque no pudo evitar sonreír con diversión por como iba
exponiendo la situación, llegó incluso a soltar una carcajada por la forma en
que llamó al pobre e inocente gato sobre su regazo. Pero su risa se detuvo de
inmediato cuando el otro se apoyó en el respaldo del sofá, se quedó muy quieto
al presentir lo que aquello indicaba.
Y ahí
estaba, la deliciosa voz de Setsuna chocando junto a su aliento contra su
oreja, teniendo como un plus que sus labios rozaran aquella logrando que un
rico cosquilleo le recorriera por completo. A pesar de eso puso mucho de su
parte para seguirle el hilo y poder entender con claridad cual era la propuesta
del otro baterista; lo cual no resultó nada difícil de comprender, menos cuando
su imaginación se había adelantado a los hechos.
Estaba
por voltear a verle cuando sintió la mordida sobre su oreja, misma que le llevó
a morderse el labio inferior como acto reflejo. Antes de hacer algo al respecto
volvió a tomar en brazos a Rechoncho y tras darle un beso de esquimal le dijo—.
Creo que siempre no podremos terminar nuestra cita, Rechoncho. —Le imprimió un
tono totalmente dramático a su voz—. ¿Podrías ir a jugar a otra habitación?
Setsuna y yo vamos a hablar. —remarcó la última palabra con una obvia
intención, lo hizo justo cuando volteó a verle. Bajó al gato y como si éste
hubiese entendido todo se fue de la sala a toda prisa.
No le
prestó más atención al felino, se deslizó por el sofá hasta romper la distancia
que los separaba—. ¿Sabes? debo tener más cuidado con tu voz, creo que un poco
más y era yo quien me ofrecía a darte todo lo que quisieras. —Recargó su
mejilla derecha sobre el hombro de Setsuna, lo cual le dejaba completo acceso a
su cuello así que aprovecho, sin ningún tipo de pudor, para dejar un pequeño
beso ahí mismo y también para oler su fragancia.
—Me
encanta tu propuesta, de verdad que sí... —al hablar deslizó su diestra por el
muslo izquierdo del baterista, eran caricias suaves casi como si no quisiera
tocarle. Poco después levantó la cabeza y posó su frente sobre la del ex
rubio—, pero ¿estás seguro de querer hacerlo? sabes que me muero de ganas por
ti, y sé que preguntarlo ahora mismo es muy bobo y mata pasiones, pero como tú
me lo dijiste alguna vez: prefiero preguntar antes de malinterpretarlo. —Subió
su mano izquierda y la llevó a perderse entre los cabellos ajenos—. Me
encantas, Setsuna, me vuelves loco, sólo ver a tus ojos despierta todo en mí y
no sé si entrados en el tema vaya a conformarme solo con lo que tus labios
pueden hacer. —Rozó sus propios labios son los del otro con toda la intención
de besarle, pero se contuvo hasta escuchar su respuesta.
Setsuna
Aunque
lo que le había dicho a Tatsuya lo hizo con un tono bastante sugerente, la
sonrisa no abandonó su rostro en ningún momento, mucho menos al verlo seguir
dramatizando con el gato. No importaba la circunstancia, Tatsuya siempre lo
hacía sonreír o reír con bastante facilidad, siempre se lo pasaba de lo mejor
con él. Apenas echó un vistazo por donde se fue su mascota, de seguro iría
directo a su cama o a acurrucarse entre su ropa, así que más mente no puso en
él.
Sin
embargo, en quien sí estuvo sumamente interesado fue en el otro baterista,
sobre todo cuando lo vio acomodarse en su hombro. Quiso responderle algo pero
aquel beso en el cuello lo dejó sin palabras, mas sí con una agradable sensación.
Por la posición pudo llevar la mano a la espalda del otro, así cuando se
levantó solo fue cuestión de deslizarla hasta hacia arriba hasta el hombro en
una especie de abrazo.
— Me
gusta que preguntes antes y puedas escuchar mi respuesta. — Susurró aquello
cuando tuvo la oportunidad. Tener aquellos labios rozando los suyos era la
mayor tentación, pero solo tendría que esperar un poco nada más antes de
probarlos de nuevo. La otra mano la llevó a la nuca del otro baterista, fijando
su mirada en los ojos del contrario, quería que notara la sinceridad en su
respuesta.
—
Estoy muy seguro de querer hacerlo, Tatsuya, para ninguno de los dos es un
secreto que también muero de ganas por ti. Entonces, que pase lo que tenga que
pasar. — Respondió sin más, regalando una suave caricia en la nuca donde tenía
su mano. Sonrió un poco más y añadió lo último. — Ahora, ¿Ya me dejarás
besarte? Porque me estás provocando demasiado y me matan las ganas. — Aunque
levemente usó un tono bromista, iba muy en serio. No quería parecer
desesperado, sin embargo, los labios de Tatsuya a milímetros de los suyos era
una deliciosa tentación que no iba a ignorar, y como lo había dicho, tampoco
pensaba resistirse más para poder degustarlos.
Tatsuya
Mientras
Setsuna le respondía aprovechó la oportunidad que la posición en la que estaban
les ofrecía, se deleitó perdiéndose en su mirada, saboreando su aliento y la
manera tan cálida en que las manos de ambos se deslizaban entre las hebras de
su cabello. No era mentira cuando decía que Setsuna le enloquecía, justo ahora
estaba haciendo un esfuerzo monumental por no mandar al carajo su propuesta
inicial de que el otro reconsiderará si estaba dispuesto a lo que podría pasar
y demandar el beso que tanto ansiaba en su lugar.
La
primera respuesta del baterista le trajo alivio, no sabía que habría hecho si
el ex rubio creía más conveniente dejar su encuentro hasta ahí aquella noche.
Tenía claro que no iba a insistirle, que le daría su espacio e incluso que
tendría que retirarse antes de lo que deseaba; pero ser consciente de eso no
era lo mismo que tener la fuerza de voluntad para hacerlo.
Rodeó
la cintura de Setsuna con su brazo izquierdo y aunque al inicio el abrazo fue
bastante superficial, terminó por atraerlo con fuerza tras escuchar la última
pregunta de éste. No se preocupó ni por un instante en querer responderle con
palabras, lo hizo con eso que ambos llevaban ansiando desde tiempo atrás. Ladeó
un poco su cabeza hacia la izquierda, mientras dejaba que poco a poco sus bocas
se encontrarán y sus labios comenzarán a envolverse unos con otros. Lo hizo
lento y suave al inicio, quería saborearle por completo.
Habría
querido mantener los ojos abiertos y seguir contemplando los de Setsuna, pero
no pudo hacerlo por mucho tiempo; los cerró y dejó que el resto de sus sentidos
le guiaran. Tenía presente todos los meses que habían pasado después de la
última vez que le besó, pero no había sido consciente hasta qué punto había
extrañado el sabor y textura de sus labios, la calidez y placer que un solo
beso de Setsuna podían transmitirle. Detuvo brevemente el contacto entre sus
bocas sólo para poder susurrarle—: Tus labios saben muy dulce… —antes de
reanudar el beso aprovechó para mordisquear el labio inferior ajeno, sólo
entonces continuó con lo que venía haciendo. Sus manos inquietas trataban de
abarcar todo cuanto les fuese posible, mientras lo aferraba con fuerza contra
sí mismo.
Setsuna
Había
dejado de lado el coqueteo que desde rato atrás habían estado llevando juntos,
su respuesta fue completamente sincera y sin pensarlo casi. Confiaba demasiado
en Tatsuya, en él más que en nadie, por lo cual estaba seguro que llegara a
pasar lo que fuera, estaría bien para ambos.
No
había esperado una respuesta como tal a su pregunta, la manera en que el otro
lo abrazó y fue acortando la distancia entre ambos para lograr aquel anhelado
beso le gustó mucho más que cualquier otra palabra; eran las acciones las que
más contaban por sobre las palabras. Así que no se negó, por supuesto, a
corresponder el contacto de aquellos labios. Había cerrado sus ojos, ladeado el
rostro al lado contrario levemente y se abrazó un poco más al otro baterista,
él también buscaba sentirlo lo más cerca posible.
Apesar
de los meses en los cuales no probó esos labios que tanto le habían gustado
desde la primera vez que los degustó, no había olvidado el único sabor de
estos, pero sí reafirmó el por qué siempre le había fascinado. El comentario no
fue motivo para reclamo, al contrario, le hizo sonreír ligeramente. — Por el
postre… — Fue lo único que se limitó a decir segundos antes de aquella mordida,
la cual le encantó y lo dejó algo más atontado de lo que ya lo estaba.
Sus
dedos se habían enredado en los cabellos de Tatsuya, con el otro brazo se
abrazó aún más a él y con todo el gusto continuó con el beso. Sin embargo, por
la posición en la que estaba sentado no podía tenerlo más cerca, así que se
haría cargo de ello, aunque por ahora solo le importaba no detener el contacto
entre ambas bocas. Tanto así, que se tomó toda la libertad de aprovecharse un
poco y en una oportunidad morder suavemente el carnoso labio inferior del otro
baterista; ni siquiera pensó en la necesidad de una excusa para ello, lo quería
y así lo obtuvo.
Tatsuya
Le
pareció sumamente gracioso que Setsuna mencionara el postre, aunque no había
querido referirse a aquello cuando le dijo que sus labios eran dulces; claro
que reconocía en ellos un ligero rastro del postre, pero también predominaba
ese exquisito sabor que los identificaba y ese era el dulce al que se refería.
Dejó pasar esto sólo porque la idea de separarse nuevamente de su boca se le
antojaba odiosa.
Con un
gesto divertido en el rostro recibió cada una de las mordidas que el baterista
dejaba sobre su labio inferior, Setsuna le encantaba cada vez más cuando se
comportaba tan juguetón como ahora. No dudo en devolverle una que otra mordida,
mientras sus manos subían por su espalda, regalándole caricias firmes con toda
la intención de no dejarle escurrirse de entre sus brazos. Sabía que a esas
alturas era difícil que el otro decidiera salir huyendo, pero no podía controlar
el instinto que lo orillaba a mantenerlo lo más cerca posible.
La
posición que habían mantenido no era del todo cómoda, al inicio no hizo mucho
por cambiarlo, pero después de un rato decidió encargarse del asunto. Bajó
ambas manos y las coló bajo los muslos del ex rubio, tras un par de movimientos
consiguió que éste se sentara sobre él; entonces se permitió alejarse de su
boca, sólo lo suficiente para poder hablar—. Te ves mucho mejor desde aquí.
—recorrió ambos muslos con sus manos, dejando que estas los estrujaran con
fuerza, mientras le miraba insistentemente a los ojos, perdiéndose en ellos, en
lo hermosos que eran.
Dejó
un pequeño beso sobre el mentón de Setsuna, el cual marcó el inicio de una
cadena de besos desde su quijada hasta la curva del cuello del baterista. Por
supuesto que quería volver a besar su boca, pero no tenía prisa por hacerlo,
iba a tomarse el tiempo que fuese necesario. Después de una espera de meses,
aguardar algunos minutos no se le podía comparar.
Por
otro lado, no dudó y coló sus manos dentro de su camiseta. El contacto con su
piel fue suave y exquisito, pocos tenían un abdomen tan bien formado como el de
Setsuna, y Tatsuya no perdió la oportunidad de delinear todo con las yemas de
sus dedos; subiendo poco a poco hasta que su diestra llegó a la altura de su
pecho. Acercó sus labios hasta la oreja izquierda del ex rubio y le susurró
bajito—: Todo tú eres tan perfecto, Setsuna, quiero comerte por completo.
—enterró suavemente las uñas en la tierna piel del otro.
Setsuna
Si no
estuviera tan entretenido con aquel beso y las mordidas, hubiera podido
mostrarle la sonrisa que aquello le provocaba, mas prefería seguir degustando
de los labios de Tatsuya, las caricias en su espalda y el sentirse tan cercano
a él. Por lo mismo no lo soltó del abrazo hasta que fue necesario cambiar de
posición para estar más cómodos.
Se
sentó a horcajadas sobre las piernas del otro, dejando sus manos sobre los
hombros ajenos. Ahora sí, y aprovechando el verlo de frente, le sonrió con
amplitud al escucharlo, delineando con el pulgar el labio inferior del
contrario. — Yo estoy encantado con poder ver tu rostro. — En ningún momento
apartó su mirada de los ojos del otro baterista, ni siquiera cuando sintió los
apretones en sus muslos. Sin embargo, tuvo que dejar aquella espléndida vista
al ladear un poco la cabeza para darle más espacio a aquellos besos; mantuvo la
sonrisa, eso sí, y él mismo se mordió ligeramente el labio inferior a causa del
tacto de esos labios en su cuello.
Su
mano volvió al hombro del otro. A la misma vez que la otra, comenzó a
acariciarle los brazos sin importar que fuera sobre la tela del saco. Descendió
hasta sentir el borde de su propia camisa ya que las manos ajenas le
acariciaban bajo esta, y repitió el recorrido de forma ascendente esta vez. Al
volver a llegar a los hombros, comenzó a descender ahora por el pecho, muy
lentamente al estar tan perdido por aquellas caricias desde su abdomen hacia su
pecho.
Esa
voz en susurro contra su oreja causó estragos en todo su cuerpo, Tatsuya tenía
una facilidad para hacerlo perderse por completo en él y que su mente no
pensara en absolutamente nada más. No importaba si no podía verlo, pero esas
palabras provocaron una sonrisa ladina en su rostro. — Y… — Apenas iba a
comenzar a hablar cuando sintió aquellas uñas en su piel; el suspiro, a pocos
centímetros de la oreja del otro, fue inevitable, le había encantado la
sensación.
Cuando
pudo retomar el control de sí mismo, el que sabía estar perdiendo poco a poco,
continuó con lo que iba a decirle segundos antes. — ¿Qué te impide hacerlo,
Tatsuya? — Simultaneamente, sus manos habían vuelto a recorrer el pecho del
otro baterista de manera ascendente, pero no se detuvieron en los hombros como
antes, sino que comenzaron a quitarle la gabardina. Se veía realmente apuesto
con él, mas no creía necesitarlo en esos momentos. Solamente lamentó el tener
que hacerle apartar las manos de su piel por un momento para lograr su objetivo,
aunque podía esperar un poco más para volver a dejarse llevar por ese tacto.
Una
vez dejó la gabardina en el brazo del sofá a su derecha, buscó rozar sus labios
con los contrarios y continuó. — Te veías tan guapo con él puesto. Pero te dará
calor, y es mejor quitártelo de una vez. — Sus manos volvieron a los costados
del otro para repartir algunas caricias mientras susurraba esas palabras.
Tatsuya
Sonrió
satisfecho cuando el baterista no pudo terminar lo que iba a decir, sobre todo
por ese delicioso suspiro que había provocado un rico cosquilleo en su propio
cuerpo. No volvió a arañar su piel, espero a que Setsuna pudiera recuperarse y
tras escuchar su pregunta intentó acortar lo que quedaba de espacio entre
ellos. Al final deshecho su plan inicial gracias al recorrido que las manos
ajenas hacían sobre su pecho.
Cuando
se percató de las intenciones del ex rubio hizo todo lo posible por ayudarle a
liberarse de la gabardina que para entonces ya le estorbaba bastante. Le
resultó hasta gracioso el cuidado que Setsuna había tenido con su ropa, él la
habría votado en cualquier sitio sin importar nada más—. Ya tengo calor ¿no lo
sientes? —susurró a la par de que sus manos volvían a meterse bajo la camiseta
del otro, recorrió de nuevo su piel como si fuese la primera vez que lo hacía.
No se
pensó ni por medio segundo el volver a unir sus bocas, lo hizo casi como un
acto reflejo, quería besarle hasta el cansancio. No por ello dejó de hacer
otras cosas, unos segundos después su diestra se movía hábilmente por la
espalda ajena dibujando lineas, mientras conseguía que sus cuerpos se unieran
pecho contra pecho. Disfrutó de aquello por varios minutos, pero necesitaba
algo más que eso.
Se
separó de los labios de Setsuna, sólo lo suficiente para poder hablar—: Hacerlo
en tu sofá es muy tentador, pero estoy seguro que es mucho mejor en tu cama.
—Lentamente comenzó a levantarse, teniendo cuidado de no hacer bajar con brusquedad
al otro. Si el baterista fuese un poco más pequeño y menudo no habría dudado en
llevarlo en brazos, ya que no era el caso tuvo que bajarle por completo, pero
lo abrazó por la cintura para no tenerle lejos.
—Dime
cuando demos con la puerta de tu habitación. —Dio un primer paso hacia el
frente, el cual acompaño de una suave mordida sobre el labio inferior ajeno;
repitió lo mismo con cada paso que daba hacia el corredor donde creía que
estaba la habitación del otro, lo único que variaba era la mordida por un beso.
Sus manos siguieron explorando por la espalda del ex rubio, pero no por eso fue
menos cuidadoso al avanzar, procuro ante todo no hacer chocar con nada a
Setsuna.
Cuando
llegaron al corredor sucumbió a la tentación de acorralarlo entre su cuerpo y
la pared, no sabía que tan cerca estaban de su habitación, pero le bastó con
mirarle a los ojos para olvidarse de todo lo que había a su alrededor. Dejó de
abrazarle para poder sostener su cabeza entre sus manos, acarició su labio
inferior con el pulgar de su diestra antes de morderlo y tirar de él.
Setsuna
Sabía
que haber detenido un momento el contacto de aquellas manos con su piel había
valido la pena, porque ahora que lo sentía de nuevo, lo disfrutaba incluso más.
No comentó nada, le importaba mucho más el corresponder aquel beso, no se
cansaba de esos labios y tal vez nunca lo hiciera, si fuera posible no
impediría el desgaste de sus labios con los del otro de tanto que quería
besarlo.
Quería
perderse completamente en él, pero tarde o temprano el lugar en el que estaban
sería incómodo, y ese momento llegó cuando Tatsuya detuvo el beso y le comentó
aquello. — Ten por seguro que será mucho mejor ahí. — Añadió esas palabras
mientras se levantaba de sobre las piernas del otro; poco le duró el sentirse
lejos porque tan pronto se puso de pie, se abrazó a él de nuevo por el cuello,
tenía una agradable manía de abrazarlo de esa forma.
— No
te preocupes por ello. — La sonrisa fue inmediata al sentir la mordida, estaba
encantado entre los besos y las mordidas mientras avanzaba abrazado al otro
baterista hacia el pasillo. Habría sido toda una novedad para ambos haber
llegado hasta la habitación sin detenerse, pero la idea no se quedó en su mente
por mucho tiempo ya que prefirió concentrarse en aquellos ojos, ante los cuales
estaba cada vez más cerca de perder el poco autocontrol que le quedaba.
Otro
suspiro escapó de entre sus labios a causa de la mordida, y no estaba como para
contener reacciones así, mucho menos cuando realmente quería que el otro
supiera que todo aquello lo tenía fascinado. Se relamió los labios, sin perder
de vista su mirada, llevó sus manos bajó la camisa de Tatsuya para acariciar su
abdomen, y segundos después todo su torso, mientras volvía a susurrarle
prácticamente sobre su boca. — Si no avanzas un poco más, no aguantaré las
ganas de quitarte la camisa de una buena vez. — Sonrió tras sus palabras y dejó
un pequeño beso en el labio inferior. Pasó después a repartir más de ellos por
el mentón y de esa manera descendió hacia el cuello.
Sus
manos tampoco podían estar quietas, seguían acariciando cuanto podían a su
alcance y hasta se habían dado la libertad de pasearse por la espalda baja del
contrario. Tenía la necesidad de saciar su deseo por volver a acariciarlo,
sentir cada centímetro de la piel de Tatsuya bajo las yemas de sus dedos. Él
mismo comenzó a guiarlo hacia la habitación aprovechando que tenía las manos en
su espalda, solo los besos en el cuello se vieron afectados y por un momento
fueron algo torpes mientras avanzaban. — Empuja la puerta… — No solía cerrar la
puerta por completo, así que con un simple empujón podrían entrar sin mayor
problema.
Tatsuya
Las
caricias sobre su abdomen y torso le quemaban, dejaban un rastro caliente que
no se apagaba a pesar de desaparecer el tacto real. A pesar de que su mente se
nublaba a momentos entendió a la perfección lo que dijo Setsuna y como pudo le
regaló sonrisa divertida—: Vamos a tu... —esta vez le tocó ser quien se viera
interrumpido. Los besos en su mentón y cuello eran tan deliciosos como las
caricias sobre su cuerpo y el conjunto de todo ello le hacía suspirar.
Entrecerró
los ojos por algunos segundos, mismos que aprovechó para que los dedos de su
diestra se enredaran entre el cabello platinado de Setsuna, mientas apoyaba su
diestra contra la pared detrás de éste. Siguió al otro baterista guiado por su
instinto y el deseo casi incontrolable que sentía hacía él en ese momento.
Sabía que habían llegado a la puerta de su habitación, pero lo conformó cuando
se le indicó que podía empujar.
Empujó
el cuerpo contrario contra la puerta, lo suficientemente fuerte como para
abrirla, pero siendo cuidadoso de que Setsuna no saliera lastimado. No se
detuvo en cuanto ambos cruzaron el marco de la puerta, con la mirada clavada en
la ajena continuó caminado a paso lento hasta que sintió que el otro chocaba
contra el filo de la cama—. ¿Sabes? creo que a ti también te dará calor. —se
separó sutilmente de él, tomó descuidadamente la camiseta del ex rubio, la
subió poco a poco aprovechando que su piel iba quedando al descubierto para
repartir caricias y pequeños rasguños sobre ella, sobre todo cuando llegó a la
altura de su pecho.
Antes
de retirarle camiseta por completo, le demandó un apasionado beso, el cual
rompió sólo por ganas de quitarle esa estorbosa prenda—. Así te ves mucho mejor.
—No mentía, Setsuna era uno de los hombres más atractivos que había conocido,
el más si se lo preguntaban directamente. Con ropa lucía increíble, pero sin
ella era como un ángel, el cuerpo de Setsuna le atraía mucho más allá de lo
carnal y no podía evitar que aquello se reflejara en su mirada.
Besó
su mentón, mientras sus manos viajaban entre las líneas que dibujaban sus
músculos. Fue bajando paulatinamente por su cuello, pecho y abdomen entre besos
y suaves mordidas. Cuando llegó a su abdomen había tenido que hincarse y desde
aquella posición le miraba de nuevo directo a sus ojos, aquella noche tenía una
necesidad incontrolable de perderse en lo más profundo de sus ojos—. ¿Tienes
calor también aquí abajo? —De manera juguetona le dio un par de piquetes a la
zona abultada donde se encontraba el miembro del otro baterista.
Setsuna
Haber
escuchado los suspiros de Tatsuya por estarlo acariciando y besando el cuello
había sido mejor de lo que recordaba, pero por supuesto que no se quedaría solo
con sus suspiros, quería todo de él.
Guiarlo
hasta la habitación no fue difícil, tampoco el entrar en ella y mucho menos
llegar hasta la cama, por suerte sus manos seguían de los más entretenidas en
la espalda del otro o hubiera acabado sentado en la cama al no estar prestando
atención en nada más que no fuera Tatsuya. El comentario sobre el calor le hizo
sonreír de inmediato, era claro que comenzaba a sentir calor. No dijo nada y
solo dejó que se hiciera cargo de su prenda.
Al
sentir aquellas manos volver a acariciar su cuerpo volvió a suspirar y aunque
sus manos no llegaron hasta los hombros del otro baterista, al menos se posaron
por escasos segundos en la cadera a causa de los rasguños; ahora sentía un poco
más de calor. El beso, de lo apasionado que fue lo dejó con ganas de más, se
relamió los labios por ello porque realmente quería más de aquellos labios,
pero sabía muy bien que la espera valdría la pena. — ¿Podré verme mejor para ti
dentro de poco? — Su propia pregunta le evocó un grato recuerdo, tanto así que
la amplia sonrisa fue inmediata.
Conforme
Tatsuya fue descendiendo por su abdomen no se atrevió a contener suspiro
alguno, esos besos lo estaban torturando de la manera más deliciosa posible,
las mordidas en conjunto con aquellas manos solo lo hacían querer dejar de
tener tanto control de sí de una buena vez. Sin embargo, la imagen del otro
hincado frente a su cadera se le antojó tan tentadora, que podía mantener la
cordura un poco más. En ningún momento perdí contacto con aquellos ojos, tenía
una fascinación por deleitarse con ellos y no perdería oportunidad alguna de
admirarlos; la mirada de Tatsuya poseía algo que le encantaba, una mezcla de
sensualidad y ternura que le atraía en demasía, era uno de los aspectos que más
le gustaba de aquel hombre.
Los
piquetes en su abultada entrepierna le causaron una leve risa, el tono juguetón
de la pregunta contribuyó a ello también. — Sí, creo que ya tengo bastante
calor ahí también. ¿Por qué? ¿Piensas hacer algo al respecto? — De nuevo usó un
tono coqueto, ni siquiera lo hizo intencional, la situación se prestaba para
que fuera tan natural como en ese momento. Entre tanto, sus manos se pasearon
por los brazos de Tatsuya, y antes de que pudiera responder algo, al fin se
pudo hacer cargo de aquella camisa que minutos atrás había querido quitarle.
Esta vez no tuvo cuidado y simplemente la dejó caer donde fuera que cayera.
Sus
manos no podían estar quietas, mucho menos ahora que tenía mayor acceso a la
piel del contrario, haberlo acariciando antes de entrar a la habitación solo le
provocó más ganas de seguir palpando aquella piel. Y así lo hizo, se hizo cargo
de acariciar los hombros y bajar lentamente hasta donde sus manos alcanzaran en
la espalda. A manera de venganza, aunque más bien podría tomarse como una
provocativa travesura, rasguño superficialmente la piel en lo que sus manos
volvieron a ascender hacia los hombros.
Tatsuya
Si
algo podía le encantaba de Setsuna, eso era su voz, y lo hacía el doble en este
momento gracias a la coquetería que podía distinguir en ella. Dejó que el
platinado se deshiciera de su camisa, en esos momentos no la necesita, era más
un estorbo que agradecía tanto quitarse de encima. Ni siquiera se tomó un
momento para observar donde paraba su ropa, le tenía sin ningún cuidado;
prefería centrarse en perderse en su mirada y varias veces más en recorrer cada
centímetro de las partes descubiertas del cuerpo ajeno.
Se
dejó hacer sin añadir nada más, pero eso sólo hasta que sintió los rasguños
sobre su piel; una risita salió de entre sus labios. Aquello le había animado a
levantarse del suelo, pararse frente a Setsuna, mientras sus manos se hacían
cargo hábilmente de desabrochar el botón y bajar el cierre del pantalón de
éste—. Tendrás que disculparme por no "jugar" antes de quitarte la
ropa... —acompañado de esas palabras empujó un par de veces al otro baterista
hasta hacerlo caer sobre la cama—, pero prefiero jugar contigo sin ella.
Retiró
la ropa de Setsuna tan rápido que pudo,pero sin llegar a parecer un completo
desesperado o al menos se había esmerado en no parecerlo. Cuando el ex rubio
quedó completamente desnudo frente a sus ojos, aguardó, fue lo más paciente que
pudo y no miró directamente a su pene (lo deseaba, pero no lo hizo) Comenzó
mirando de nuevo a sus ojos y poco a poco fue descendiendo con la mirada,
intentando grabarse una vez más en la memoria el cuerpo desnudo que tenía
frente a sí.
Al llegar
a su miembro no pudo evitar morder su propio labio inferior, esa parte de la
anatomía del otro, definitivamente, también era una placentera fuente de
recuerdos. Se perdió observando su hombría y sus muslos por varios segundos
antes de devolver su mirada a la de Setsuna—. ¿Creerás que miento si te digo
que eres el hombre mejor dotado que he visto? —Acercó lentamente su mano
derecha hasta el miembro ajeno y le dio una sutil caricia. Su deseo por
continuar con esas caricias era enorme, pero terminó alejándose para poder
retirar lo que restaba de su ropa; como le había dicho al otro, prefería estar
desnudo y no retrasarlo más tiempo.
Después
de quitarse la ropa por completo, lo cual hizo a modo de espectáculo para el
otro, subió a la cama sobre el cuerpo de Setsuna, recorriendo lentamente sus
costados con las manos mientras ascendía por éste. Se sentó sobre la cadera del
otro para cuando sus manos alcanzaron las de éste, entrelazó sus dedos con los
ajenos y gracias a ello llevó las manos contrarias por sobre la cabeza del
platinado—. Esto me ha recordado un poco a nuestra primera vez... —susurró
contra su boca—, pero se me antoja que sea diferente, Setsuna... —se quedó en
silencio por varios segundos, los cuales aprovechó para morder y tirar del
labio del otro baterista, mirando con deseo y lujuria a los ojos de éste fue
que finalmente le dijo—: Follame tú...
Setsuna
Tener
a Tatsuya de nuevo a su altura y haciéndose cargo de su pantalón era muy
tentador también, quería seguirlo acariciando pero no quería entorpecer su
labor; además, una vez que cayó en la cama, su vista fue aún mejor. — Te
disculpo solo porque me encantan tus juegos. — Mientras Tatsuya le retiró la
ropa restante, él mismo le ayudó un poco al apoyar ambos antebrazos en la cama
y así alzar su torso. De inmediato sintió aquella mirada repasar su cuerpo, y
la sonrisa a causa de ello no se hizo esperar, el contrario sabía perfectamente
lo mucho que le gustaba que lo mirara.
— Tú
nunca me mientes, Tatsuya… Mh... — Se mordió el labio inferior al sentir
aquella caricia en su hombría, fue tan torturador el no sentir más de ella,
sobre todo por la corriente eléctrica que recorrió su cuerpo. Seguidamente,
toda su atención se centró en el cuerpo completamente desnudo de Tatsuya, la
forma en que se quitó la ropa le hizo relamerse los labios, pero detallar con
la mirada gran parte de aquel atractivo cuerpo lo dejó más embobado. Notó
ligeras diferencias, sobre todo en la zona del abdomen y los brazos del otro
baterista. — No soy el único que se ha estado cuidando. — Comentó en lo que el
otro ascendía por su cuerpo.
Volvió
a caer tumbado en la cama cuando el otro le tomó las manos y le hizo elevarlas
sobre la cabeza, definitivamente la situación era muy similar a la primera vez
que lo hicieron, pero al parecer habría una gran diferencia, la cual esperó a
saber con gusto porque aquella mordida lo dejó aún más encantado. Ahí estaba de
nuevo esa mirada que tanto le gustaba en los ojos de Tatsuya, esa sensualidad y
lujuria que lo hacía desearlo en demasía; sin embargo, esta vez fueron esas
últimas palabras sobre sus labios las que lo hicieron enloquecer aún más por
él.
Solo
soltó una de sus manos para llevarla a la nuca de Tasuya y terminar de
acercarlo para poder besarlo de nuevo, aunque esta vez el beso fue diferente,
era más profundo que los anteriores pero no se asomaba siquiera a lo
desesperado, simplemente era la primera manera que encontró para hacerle saber
cuánto le había gustado escuchar aquello; si el otro baterista hubiera estado
acariciando su pecho, seguramente hubiera notado con facilidad lo rápido que su
corazón latía en esos momentos. Apoyó parte de su otra mano en la cama sin
soltar la del contrario, el agarre de ambas manos sería su apoyo para poder
levantar su torso de nuevo, lentamente y sin interrumpir el beso. La mano que
había dejado en la nuca del contrario, la descendió por el cuello hacia el
pecho, después hacia el costado, de nuevo tenía esa enorme necesidad de sentir
su piel. — Ahora tal vez sea yo el mata pasiones, pero debo preguntar… — Solo
para esas palabras y la siguiente pregunta fue que interrumpió el beso,
mirándolo con una notable sonrisa. — ¿Quieres que te prepare?
En
verdad se estaba aguantando las ganas por hacerlo suyo de una vez, ¿Hacía
cuánto había estado esperando por volver a tener un oportunidad tan íntima con
Tatsuya, y más aún el poder ser él quien lo poseyera? Demasiado tiempo, y
aguantarse era todo un reto en ese momento, pero no quería ser un bruto y
lastimarlo, por más que el deseo incrementara a cada segundo, siempre estaba
atento al bienestar del otro. Mientras esperaba su respuesta, sus labios
volvieron a desviarse de los contrarios hacia el cuello, mas esta vez no se
entretuvieron demasiado ahí, siguieron por la clavícula izquierda hacia el
hombro del mismo lado, pasando después hacia el pecho.
Tatsuya
Dejó
que Setsuna se deshiciera del agarre de su mano, en realidad planeaba dejar que
él se hiciera cargo de ahora en adelante o al menos le haría creer eso. No
creyó necesaria una respuesta en palabras a su propuesta, podía leerla
claramente en la mirada del platinado, la confirmó con aquel beso y la forma en
que poco a poco el otro tomaba el control.
Entrecerró
los ojos, quería dejarse llevar por todas y cada una de las sensaciones que en
su cuerpo sentía antes las atenciones que recibía. Algo que le pareció hasta
cierto punto adorable fue que Setsuna mantuviera la unión de una de sus manos,
pero su única forma de mostrar lo que aquello le parecía fue reforzando el
agarre entre ellas.
El
tacto contra su piel le traía buenos recuerdos, pero a la vez le provocaba querer
memorizarlo una vez más; en cuanto al beso, perderse en el sabor y suavidad de
sus labios era la droga más adictiva que había probado, en sí Setsuna lo era.
Tan sumido estaba en el placer que le recorría que cuando llegó la pregunta del
otro no pudo evitar mostrarse sorprendido, pero al entender a que se refería
terminó soltando una risita, lo cual estaba seguro fue una oportunidad para el
otro de comenzar a besar su cuello y descender hasta su pecho.
Tuvo
que reunir un poco de voluntad para llevar su mano libre hasta el cabello del
otro baterista, tiró suavemente de éste hasta conseguir que sus miradas
volvieron a cruzarse—. Si tuviera que pasar la vida en el asiento de mi
bateria, no me importaría no estar preparado... —soltó con diversión, mientras
comenzaba a mover lentamente su cadera contra la del otro, movimientos que
tenían toda la intención de que la hombría ajena se viese tentada más y más—,
quiero que lo hagas, pero tampoco tomes mucho tiempo en eso, no soy tan frágil.
Aprovechó
que sus bocas habían terminado a la misma altura para reanudar aquel beso que
hace poco interrumpió el platinado, pero esta vez se tomó la libertad de
aventurar a su lengua en el interior de la del otro. El sólo roce entre sus
cuerpos, el sentir el miembro ajeno endureciéndose contra su trasero era
suficiente para hacerle delirar. Ansiaba que Setsuna le hiciera suyo, lo
necesitaba en ese momento más que a cualquier cosa. Ser el activo siempre traía
ventajas, pero adoptar el rol de "pasivo" también las tenía y estaba dispuesto
a explotarlas al máximo.
Continuó
moviéndose sobre el ex rubio un par de minutos más, estaba encantado con el
calor que se transmitían el uno al otro, con la manera en que la piel se le
erizaba cada que su propio pene se deslizaba una y otra vez contra el bien
formado abdomen Setsuna. Deshizó el beso al mismo tiempo que el movimiento de
su cadera desaparecía paulatinamente, retó al otro con la mirada y con suaves
mordidas sobre sus labios y mentón a seguir adelante.
Setsuna
Si
había algo que realmente disfrutaba de Tatsuya en ese contexto eran las
acciones que realizaba sin titubeo. Le habría encantado seguir besando el pecho
del otro, pero la manera en que le tomó por el cabello para hacer que lo
mirara, cada palabra que pronunció, y el leve movimiento de cadera que había
iniciado hicieron desaparecer por completo esa idea.
Su
boca recibió con gusto la lengua ajena una vez reanudaron el beso, si
provocarlo más era posible, Tatsuya lo estaba logrando con creces, su
endurecida hombría lo evidenciaba mejor que nada. Podía sentir perfectamente
aquel pene picar una y otra vez su abdomen y la temperatura de su cuerpo
aumentar a cada segundo. El beso llegó a su final, pero su deseo por el otro
tomaba más vuelo con cada siguiente mordida en sus labios y su mentón. Una vez
más se perdió en los ojos del castaño antes de sonreírle con un deje de
malicia; esa manera de retarlo se le antojaba sumamente excitante.
Con su
mano apoyada en la cama tomó impulso al soltar el agarre para apoyarla en el
hombro de Tatsuya, a la vez que dirigió la otra al hombro izquierdo, la
cercanía de ambos cuerpos le permitió empujarlo hacia un lado y así hacerlo
recostar en la cama, acomodándose ahora él a horcajadas sobre la cadera ajena.
Llevó la diestra a tomarlo por el cuello, justo debajo del mentón, sin ejercer
fuerza ya que con el dorso de la mano, y sin brusquedad, le hizo alzar el
rostro segundos después. Apartó su mano y con la punta de la lengua lamió
lentamente desde el inicio del cuello hasta el mentón, donde dejó una mordida,
seguidamente sus labios rozaron la zona que había mordido y susurró con sumo
deseo. — No pienso demorar demasiado, muero por hacerte mío, Tatsuya… —
Malintencionado jadeó su nombre; por más excitados que ambos estuvieran, no
quería que ese jugueteo acabara.
Enderezó
su torso y bajó del cuerpo del otro para hacerle separar las piernas, se
acomodó arrodillado entre ellas y se relamió los labios al tener total acceso a
la generosa erección que tanto lo había hecho gemir en ocasiones anteriores. Le
pareció injusto dejarla sin al menos un poco de atención, por lo que la tomó
con firmeza y se inclinó a darle algunas largas lamidas por toda la extensión.
Él mismo se estaba tentando y no quería perderse ni una sola de las reacciones
de Tatsuya, pero tenía otra prioridad en mente, tampoco pretendía torturarlo
demasiado, solo un poco. — No pude evitarlo, quería darme el gusto de probarte
aunque fuera un poco. — Murmuró sonriente con sus labios contra el falo, soltó
aquel pene para finalmente levantarse de la cama.
Se
dirigió al mueble cercano a la cama, sacó de un cajón una pequeña botella de
lubricante y volvió con Tatsuya, arrodillándose de nuevo entre sus piernas como
antes lo había hecho. Dejó la botella sobre la cama, a un lado de ambos, y
comenzó a acariciar los muslos del otro baterista mientras lo observaba. No
solo admiraba su cuerpo desnudo, sino también volvía a deleitarse con aquel
rostro que tanto le fascinaba detallar: Los apetecibles labios que tanto le
gustaba besar y morder, las mejillas que disfrutaba acariciar, el mentón que
lucía perfecto bajo aquel carnoso labio inferior, los ojos en los cuales se
perdía siempre que los miraba y le hacían sentir mil emociones distintas. —
Flexionalas… — Ordenó refiriéndose a las piernas que acariciaba con lentitud,
quería guardar en su memoria el tacto sobre aquella piel. — Y no dejes de
mirarme. Quiero que recuerdes cada segundo de esta noche.
Tatsuya
Ansioso
y emocionado por lo que venía, dejó que Setsuna le hiciera a un lado para
recostarlo sobre la cama. Estaba
encantado con la manera en que había presionado su cuello, se podía leer en su
mirada la excitación que aquello le había provocado. Después de que el
platinado comenzara a recorrer su cuello con la punta de la lengua le resultó
difícil mantener los ojos abiertos, todo lo contrario a su boca, de la cual
salían suaves jadeos. La mordida sobre su mentón, le hizo sonreír, lo mismo que
abrir los ojos justo para poder ver al otro baterista jadear su nombre, sabía
que eso no había sido fortuito, Setsuna no desconocía lo mucho que le ponía
escuchar su voz y más aún si se escuchaba de ese modo.
Apoyó
sus antebrazos sobre la superficie de la cama para poder ver lo que pretendía
hacer Setsuna después de levantarse. No dudó ni por medio segundo cual era el
objeto de la observación del platinado, menos aun cuando éste lo tomó y lamió.
Una descarga de placer le recorrió a cambio de cada una de las lamidas, no sólo
por lo delicioso que fue se sentir su caliente y húmeda lengua, sino también
porque la escena frente a sus ojos parecía sacada de una de sus fantasías
favoritas. Se vio forzado por sí mismo a morder su labio inferior, no quería
comenzar a gemir tan pronto. Estaba disfrutando tanto de eso que, cuando
Setsuna dejó de hacerlo resopló por aquel acto de “tortura”—. Y a mí me dejas
con ganas de más. —comentó resignado esperando que la partida del otro trajera
consigo algo bueno.
Sonrió
con satisfacción al reconocer una botella de lubricante entre las manos del
otro baterista, había valido la pena que éste dejara el asunto de antes a
medias. Sus manos se sentían calientes, quemaban cada parte que tocaban de los
muslos de Tatsuya, le hacían fantasear con lo que podían hacer además de
repartir caricias. Pero la manera en que el platinado le miraba no se quedaba
atrás, el deseo que leía en sus pupilas conseguía tanto como la manera en que
éste le recorría con las manos.
Se
tomó su tiempo para observar el cuerpo contrario, desde la primera vez que le
vio desnudo tuvo que aceptar que la belleza de Setsuna era única. Aún recordaba
con claridad sus expresiones de aquella noche y como en determinado momento le
había parecido que era como un hermoso ángel y que él se estaba encargando de
profanarlo. Contrario a aquella ocasión, hoy Setsuna le parecía mucho más
fuerte, y con un aura tan varonil que no dudo ni medio segundo en proponerle
que fuese el activo en aquella ocasión. No era sólo su marcado cuerpo, sino su
mirada profunda lo que le había llevado a invertir los papeles, además de su
propio deseo por ser poseído por el otro.
El
primer comentario de Setsuna le tomó por sorpresa, pero no dio muestra de ello,
pocos segundos después, obediente flexionó sus piernas, mientras dejaba un
espacio bastante considerable entre ellas para el otro. Mordió su labio como un
modo de responder a la última orden del platinado, una provocación que esperaba
no fuese pasada por alto. Pero no todo era provocaciones y dejarse llevar por
sus instintos, dentro de sí mismo comenzó a mentalizarse a la futura
intromisión. Era verdad que no sería su primera experiencia en ese rol dentro
de la cama, pero tampoco era a lo que estaba habituado y tenía muy que al
inicio aquello iba a ser de verdad incomodo, pero también confiaba plenamente
en Setsuna.
Setsuna
Si
bien los suaves jadeos de Tatsuya le habían gustado bastante, su principal
objetivo era hacerlo gemir y sabía que no era algo que lograría de buenas a
primeras, el contrario no era de facilitarle las cosas. Verlo morderse el labio
inferior y el deseo aumentando en su mirada le provocaban querer mucho más de
él, deseaba ver cada una de sus reacciones ante cada estímulo que le iba
proporcionando. Por ello, cuando lo vio flexionar las piernas y volver a
morderse el labio inferior, su sonrisa mostró ese semblante lujurioso aumentar.
Las palabras para responder sobraban, la complicidad entre ambos no parecía
haber desaparecido, incluso sentía que podía llegar a incrementar.
Sus
manos, que bastante se habían entretenido con los muslos del castaño,
comenzaron a descender hacia la ingle, donde lentamente comenzó a acariciar por
escasos segundos utilizando las palmas de sus manos. Sin perder el contacto
visual con él, con el pulgar de la mano derecha comenzó a masajear de manera
circular uno de los testículos, mientras con la mano izquierda tomó la botella
de lubricante que había dejado a un lado. — No creas que solo tú quedaste con
ganas de darte una buena mamada… — Comentó con calma, la que podía controlar en
ese momento, mientras retiraba la tapa de la botella con facilidad. — Pero las
ansias por follarte me puden mucho más… — No detuvo el movimiento de su dedo
hasta que apartó su mano de aquella zona.
Vertió
la justa cantidad de lubricante en la llema del dedo medio, volvió a dejar la
botella a un lado y con la mano libre lo tomó por el muslo derecho al momento
en que llevó aquel dedo hasta el ano. Comenzó a untar superficialmente el
lubricante sin apuro, aunque las ansias por hacerlo suyo estuvieran al límite,
sabía perfectamente el cuidado que debía tener, el suficiente para no llegar a
incomodarlo demasiado o lastimarlo. Mantuvo un ligero masaje con su dedo por
unos segundos antes de presionar directamente el ano y empezar a adentrar el
dedo poco a poco.
Mordió
su labio inferior al sentir la estreches que estrujaba su dedo, de solo pensar
que pronto sería su pene el que estaría en tal condición las ansias
incrementaron, cada vez era más difícil no dejarse llevar por el deseo de una
vez. Una vez que introdujo el dedo por completo, comenzó a moverlo de forma
circular antes de retirarlo; mas no lo hizo por completo ya que pronto lo
volvió a introducir y repitió el proceso unas cuantas veces más para que primero
se acostumbrara la intromisión. — ¿Qué tal si hacemos esto un poco más
entretenido? Seguro que ambos lo vamos a disfrutar bastante. — Propuso con ese
deje de picardía en su mirada y su voz agitada, ya no era sencillo mantenerse
calmado.
No
dijo nada más, tomó de nuevo la botella de lubricante y al retirar el dedo por
completo esta vez, vertió un poco más en el dedo medio y otro poco en el
índice, olvidándose de la botella una vez más. Se acercó un poco más al
contrario, aún entre sus piernas, y volvió a introducir el dedo medio ya con
más facilidad, aún sentía la estrechez alrededor de su dedo pero le resultaba
más fácil moverlo y simular leves embestidas. Con la mano libre volvió a tomar
con firmeza el pene de Tatsuya, masturbándolo lentamente en lo que ingresaba el
segundo dedo, comenzó a mover ambos de nuevo en forma circular antes de volver
a simular lentas embestidas para acostumbrarlo a la anchura que recibiría
después.
No
quería perderse las reacciones del otro baterista, sin embargo, las ganas de seguir
lamiéndolo le ganaron y acabó inclinándose a pasar su lengua por toda la
extensión de aquel falo una y otra vez al dejar de masturbarlo por un momento.
Incluso se dio el gusto de dejar algunas succiones en el glande mientras seguía
moviendo con un poco más de rapidez sus dedos. Sonrió de lado sobre el glande,
volviendo a mirar a Tatsuya justo cuando con la punta de la lengua jugueteó en
el orificio de la uretra. — Cuánto me gustaría comerme todo tu pene ahora
mismo… — Murmuró rozando de nuevo sus labios con el glande. — Aunque prefiero
arrancarte los gemidos follándote y no solo con mi boca.
Tatsuya
Le
quedó bastante claro lo bien que iban a pasarla cuando Setsuna comenzó a
masajear su testículo, aquella pequeña acción unida a la forma en que le sostenía
la mirada y sus palabras conseguían que su miembro reaccionara como estuviese
siendo atendido directamente. A pesar de intentar contenerse, no pudo evitar
jadear, era imposible y luego mucho más cuando el la punta del dedo lubricado
del platinado hizo contacto con su entrada anal.
El
frío del lubricante no fue un problema, se desvaneció paulatinamente gracias al
calor de ambos. Apretó las sábanas bajo su cuerpo con ambas manos, de momento
era lo único que podía hacer para descargar un poco de todo el placer que le
recorría. Al principio le resultó un poco extraña la sensación que aquel dedo
le provocaba, sobre todo cuando éste comenzó a introducirse en él. Intentó
relajar su cuerpo, quería hacerle lo más sencillo posible todo esto a Setsuna,
a pesar de ello sus paredes anales se contraían y apretaban el dedo del
platinado. Claro que había sentido incomodidad, pero le bastaba con leer el
deseo en el rostro del otro para recordar que aquello era sólo momentáneo, la
puerta hacia el placer.
—Joder...
—soltó con diversión mientras jadeaba. Que Setsuna iniciara los movimientos
dentro, que entrara y saliera le sorprendió gratamente, la incomodidad estaba
cediendo su lugar a una deliciosa sensación que le recorría por dentro y se
extendía hacia afuera. Los gestos en su rostro, el que gimiera en un par de
ocasiones y que su respiración se viera notablemente alterada era prueba
suficiente de lo bien que el otro hacia su parte. De entrada no comprendió la
propuesta del platinado, pero estaba seguro de que no iba a salir decepcionado,
fue por eso que no reclamó cuando éste retiró su dedo.
El
contemplar que el otro baterista lubricaba dos de sus dedos hizo que su propio
deseo y ansias fuesen en aumento, sabía que ese par iban a brindarle una
sensación más parecida a lo que el pene de Setsuna podía llegar a provocarle.
El primer dedo no fue nada nuevo, la intromisión de éste no impidió que
siguiese atento a la mirada del otro, el leve vaivén que éste inicio lo llevó a
morder una vez más su labio inferior. Intuía que Setsuba había planeado algo
más, pero no supo que era hasta que éste tomó su miembro y comenzó a
masturbarle, gracias a eso no fue capaz de prever la entrada del segundo
dedo. Entrecerró irremediablemente los
ojos, mientras jadeaba y apretaba con fuerza las sábanas. Su reacción lejos
estaba de ser una muestra de dolor o incomodidad, por el contrario aquello no
tuvo lugar en su mente adormecida por las primeras oledas de genuino placer.
Aquel
lento vaivén era delicioso, que le estuviese masturbando lo hacía mucho más
exquisito, pero comenzaba a necesitar más que eso. Quería que otro fuese más
profundo, que lo hiciera más rápido y fuerte, no era de los que necesitaban
mucha preparación. Planeaba pedirle que fuese más allá, pero las palabras se
quedaron sólo en su mente después de que la lengua Setsuna tomara el lugar de
su mano sobre su doliente miembro. Además como si el otro hubiese leído sus
pensamientos, el ritmo y fuerza de las embestidas aumento y con ellas la
cantidad y volumen de gemidos que salían de entre sus labios.
No
pudo sostenerse más tiempo con sus antebrazos, las succiones sobre su glande
habían sido suficiente para que terminara completamente recostado en la cama.
No estaba seguro de cuando su cadera había comenzado a moverse al ritmo de los
dedos contrarios, hasta ese momento fue consciente de ello—. Odio que no puedas
hacer ambas cosas a la vez... —Intentó reír, pero los gemidos fueron más
fuertes que eso. Hizo un gran esfuerzo por dejar de lado lo que su propio pene
erecto necesitaba, llevó ambas manos a enredar sus dedos en el cabello
platinado del otro. Fue lo menos brusco que podía ser en ese momento y le hizo
subir por su cuerpo hasta que sus miradas volvieron a estar a la misma altura.
Bajó lentamente su mano derecha por su pecho y abdomen sin decir nada, cuando
alcanzó el miembro contrario lo envolvió con ésta para poder presionarlo y
deslizarse por toda su extensión a su antojo—. Si tantas ganas tienes, follame,
hazlo ahora... —Apretó entroces su entrada, de esa manera capturó los dedos en
su interior a modo de demanda.
Setsuna
Aunque
con su boca estaba atendiendo gustoso la hombría de Tatsuya, no apartó su
atención de las reacciones ante cada una de las acciones que ejercía para
estimularlo más. Escuchar esos jadeos lo incitaba a seguir simulando embestidas
con sus dedos y entretenerse más con aquel pene, pero tanto los gestos en el
rostro del contrario como los deliciosos gemidos terminaron por convencerlo,
como se lo había hecho saber; sus ansias ya no le permitían contener las ganas
de poseerlo. Tampoco pasó desapercibidos los movimientos que con la cadera
había iniciado el castaño, eran la mejor señal de que ya estaba preparado para
recibirlo en su interior.
Al
sentir los dedos del otro enredarse en su cabello subió por su cuerpo como este
lo quiso, se apoyó en la cama con la mano que utilizó para masturbarlo, sin
embargo, sus dedos no dejaron de moverse en el interior del ano de Tatsuya. Su
mirada seguía fija en la de él, quien seguro pudo presenciar muy bien el gesto
de placer que el apretón en su hombría le causó, además de un gemido. — Me
tiene fascinado tu actitud… Y lo mucho que también lo deseas. — Susurró a
escasos centímetros de los labios ajenos. Ya no conseguía disimular en su voz
la agitación mermante en su cuerpo.
De
solo imaginar su miembro siendo apretado como sus dedos en ese momento se le
hizo agua la boca. Acabó por retirar los dedos y esa misma mano la posó sobre
la del otro baterista para indicarle que la moviera un poco más rápido a lo
largo de su falo. Por la cercanía, no desaprovechó la oportunidad de volver a
besarlo con ganas, mientras se acomodaba mejor entre aquellas piernas y así
acercar más su cadera a la del contrario. Contra aquellos labios ahogó los
inminentes jadeos, y aunque hubiera querido seguir sintiendo la firme mano del
castaño masturbándolo, su deseo por hacer su cuerpo arder en placer junto al
otro era mucho más fuerte.
Como
aún tenía su mano sobre la del otro, sin ser brusco lo hizo apartarla y la guío
hasta su costado para que lo abrazara o lo acariciara, le daba la libertad al
otro de hacer lo que quisiera, pero no quería dejar de sentir esa mano en su
cuerpo. Después, tomó su duro pene y comenzó a rozar el glande con la entrada
anal por unos segundos antes de comenzar a adentrarse despacio. Sabía que no
tenía que ser tan delicado con el castaño, pero la diferencia de sensación
entre sus dedos y su hombría era notable, no podía simplemente pasar por alto
la nueva incomodidad que el otro podría sentir y entrar en él como si nada.
Hasta
ese momento había degustado de los labios de Tatsuya a su antojo, mas al sentir
las paredes anales estrujar su hombría por completo el beso se vio interrumpido
por otro placentero gemido, era una sensación exquisita que le comenzó a nublar
la mente y de inmediato el calor comenzó a aumentar en su cuerpo. — Estaría
demente si hubiera esperado más tiempo por esto… — Le sonrió sin apartarse
demasiado de sus labios. Lo sujetó por la cadera y tras unos segundos en los
que bastaría para que terminara de acostumbrarse, comenzó a mover su cadera en
un lento vaivén primeramente; una vez que se abriera más paso en su interior no
tendría que ser tan cuidadoso, según la comodidad de ambos el ritmo de las
embestidas iría aumentando paulatinamente.
Aún así, lo que no se hizo esperar fueron sus jadeos.
Tatsuya
—Voy a
hacer cosas que van a fascinarte aún más… —le contestó a modo de provocación,
mientras seguía presionando su miembro a su gusto. Un agudo gemido abandonó su
boca al sentir el vació que dejaban los
dedos de Setsuna al ser retirados, pero no se quejó, no podía hacerlo sabiendo
con que iban a ser reemplazados. Desvió la mirada hacia la mano que ahora
obligaba a la suya a masturbar con más fuerza y rapidez al platinado, lo cual
hizo desde el primer momento, quería que estuviese lo más duro y firme posible;
aunque sentir su calor ya era de por sí un deleite.
Besar
a Setsuna era una de las cosas más maravillosas que podían haberle pasado, su
boca era perfecta, tenía un sabor dulce y suave que no podía igualarse con
nada. Sus besos podían ser cálidos, pero también tan ardientes que le
provocaban la sensación de derretirse sólo gracias a ellos. Un beso del
platinado era lo único que necesitaba para ponerse a su completa disposición,
Setsuna sólo debía besarle para obtener todo lo que de él quisiera, debido a
éste ni siquiera notó cuando el otro se abrió más espacio entre sus muslos,
cuando se dio cuenta ya lo tenía peligrosamente cerca. Dejó que guiara su mano
hasta el costado ajeno, Tatsuya no dudo en comenzar a recorrerle enterrando
suavemente los dedos en su piel.
Hizo
un gran esfuerzo para no separar su boca de la del platinado, pero apenas
sintió el glande de éste rozar su entrada anal supo que en poco tiempo mantener
el contacto sería imposible. Le resultó un poco incomoda la primera intromisión,
definitivamente el tamaño no se podía comparar al par de dedos de antes, pero
tampoco era insoportable sino todo lo contrario. Cuando Setsuna se apartó de
sus labios, sus jadeos pudieron salir sin que nada lo impidiera, pues por mucho
que intentó morder su labio inferior para reprimirlos el avance dentro de su
cuerpo se lo puso más y más complicado. Por cada tanto que el platinado
avanzaba en su interior comenzó a enterrar un poco más sus uñas en la suave
piel de éste, estaba seguro que le dejaría algunas marcas, pero no podía evitar
descargar de esta manera un poco de lo que estaba sintiendo.
Mirar
a sus ojos le ayudó bastante para olvidarse de la incomodidad, no podía ni
siquiera pensar en ello teniendo enfrente a ese par de maravillosas ventanas,
lo único que ocupaba su mente era lo delicioso que comenzaba a sentirse la
calidez del miembro de éste vibrando en su interior. Llevó su diestra a seguir
recorriendo la espalda del otro baterista, mientras con su zurda se abrazaba a
su cuello. El suave vaivén que inició Setsuna le arrancó de inmediato un par de
gemidos que no quiso reprimir, lo hizo con toda la intención de que estos
chocaran contra la boca de éste, mientras seguía mirando directo a sus ojos.
—Que
guapo te ves ahora… —intentó sonreír a la vez que acomodaba tras la oreja de
Setsuna algunos de los cabellos que habían caído frente a su rostro, mientras
empezaba a mover su cadera al ritmo que éste había impuesto. De momento no
llevaba prisa, quería tomarse su tiempo para disfrutar de lo delicioso que era
sentirlo salir y entrar a ese ritmo lento. Paulatinamente entrecerró los ojos,
poco después delineó el labio inferior de Setsuna con la punta de su lengua,
quería provocarlo poco a poco por eso mismo le dio un par de mordidas.
Setsuna
Para
ese momento la posición en la cama era perfecta, tenía a su completa
disposición esas perfectos gestos de placer de Tatsuya, sus gemidos chocaban
contra los suyos y podía seguir perdiéndose en esos ojos que tanto le
fascinaban. Además, estaba realmente encantado de poder sentir aquella mano en
su espalda, no importaba cuanta marca fuera a dejarle, simplemente quería sus
caricias, las necesitaba con urgencia.
Cuando
comenzó a sentir aquellos movimientos de cadera por parte del contrario supo
que acostumbrarse al grosor de la intromisión no había sido de gran dificultad,
eso, y los inexistentes gestos de incomodidad en el rostro del otro baterista
le dieron la confianza para continuar un poco más con aquel lento vaivén. Mucho
menos hizo desaparecer la sonrisa que en su rostro se había formado gracias a
las palabras del castaño, siempre encontraba la manera y le momento indicado
para hacerlo sentir único.
Se vio
muy tentado a dar una lamida en la punta de aquella lengua que delineó su
labio, pero las mordidas lo distrajeron lo suficiente para no actuar en el
momento. Aún así, no desaprovechó la oportunidad de volver a morder con sumo
gusto el carnoso labio inferior del otro, mas no lo soltó de inmediato, sino
que lo jaló para que resbalara entre sus dientes y así se soltara. Aumentó
ligeramente la fuerza cada vez que entraba en él de vuelta; para ello se sujetó
mejor de la cadera y estaba seguro que llegó a clavar levemente sus uñas por un
instante.
— No
tanto como tú justo ahora… — Susurró rozando aquel labio que había mordido,
juntando su frente con la de Tatsuya al momento de volver los movimientos de su
cadera más constantes, más certeros. — Tus gemidos te hacen lucir aún más
sensual… — Gracias a lo bien que se sentía su hombría ser estrujada por el ano
de Tatsuya, los jadeos no se detenían más que cuando algo le decía. Durante sus
palabras, la mano que había apoyado en la cama la deslizó desde el hombro
derecho hacia el pecho rozando la punta de sus dedos con la piel, con el dedo
índice comenzó a acariciar el pezón lentamente y antes de decir algo más la
sonrisa maliciosa volvió a asomarse en
sus labios. — Compláceme con más de ellos. — En el justo momento cuando
pronunció la última palabra dio un pellizco en el pezón que había acariciado.
Volvió
a acariciar aquel pezón un par de veces más antes de su mano subiera por el
pecho, el cuello, acariciara el mentón y se posara en la mejilla del castaño,
terminó acariciando la mejilla con el dedo pulgar suavemente. Después de un par
de fuertes estocadas más, comenzó a disminuir el movimiento de su cadera
paulatinamente y no desaprovechó la oportunidad para besarlo una vez más de
manera pasional. Al dejar de mover su cadera, con la mano que había dejado en
la cadera lo abrazó por el torso y con la que le había acariciado la mejilla,
la volvió a apoyar en la cama para una vez más hacerlo dar una vuelta en el
colchón consigo. No lo hizo con rapidez para evitar salir de su interior,
además no quería entorpecer demasiado ese beso.
Al
tenerlo sobre su cuerpo, pudo darse la libertad una vez más de poder
acariciarle la espalda y los costados; incluso subió una mano hasta su nuca
para en ella enredar sus dedos. — Muéstrame todo lo que pueda fascinarme. —
Murmuró sobre los labios del otro baterista, mirándolo sonriente aunque
estuviera ya agitado.
Tatsuya
La
mordida sobre su labio le hizo jadear, su cuerpo estaba ya bastante sensible,
el mínimo roce entre ambos le hacía temblar. Después de que las embestidas de Setsuna
comenzaron a ser más fuertes y certeras le fue complicado mantener los ojos
completamente abiertos, el placer era demasiado. Escuchó al otro hablar, pero
no había entendido casi nada, estaba más concentrado en grabar en su memoria
las caricias ajenas, su tacto y su hermosa mirada. Tan absorto estaba que
cuando el baterista rozó su pezón su cuerpo dio un pequeño brinco, mientras un
par de gemidos abandonaban su boca sin ningún tipo de pudor.
Las
manos de Setsuna le traían muy buenos recuerdos, lo hicieron sobre todo cuando
una de ellas acarició su mejilla, en aquel momento abrió los ojos por completo
pues deseaba tanto perderse en la mirada contraria. El gusto le duro poco, el
par de embestidas fuertes le hicieron cerrar los ojos sin remedio, ni siquiera
el ritmo lento de las siguientes consiguió que los abriera, no después de que
los labios del otro se unieran a los suyos. Dejó que el platinado le levantara
de la cama, sabía perfectamente lo que buscaba y la sola idea le tenía
entusiasmado.
Agradeció
que el otro se hubiese movido tan lento, debido a eso pudo disfrutar más tiempo
del sabor dulce de sus labios y de lo caliente que estaba el miembro en su
interior. Colocó ambas manos a los costados de la cabeza de Setsuna, no empezó
a moverse de inmediato se estaba acostumbrando a la profundidad que había
alcanzado la hombría de éste. Sonrió ante las palabras ajenas, o al menos
intentó hacerlo—. Voy a enseñarte que
puedo hacerte gemir sin importar el papel que me toque jugar… —Dejó un último
beso sobre los labios contrarios antes de levantar su torso.
Antes de comenzar a moverse buscó que ambos estuviesen cómodos, colocó sus manos sobre el abdomen de Setsuna, aquel sería su punto de soporte, mas tendría cuidado de no recargar por completo su peso. Aprovechó la oportunidad que esta posición le brindaba para acariciar las líneas que dibujaban los músculos del platinado, incluso se perdió observándole por algunos segundos, le encantaba lo bien trabajado que estaba su cuerpo. Recorrió con la mirada también su pecho hasta finalmente reencontrarse con las deliciosas facciones de su rostro. Comenzó a mover su cadera en cuanto sus miradas volvieron a cruzarse, no quería hacerlo esperar más y a la vez deseaba cumplir aquello de verle en todo momento.
La última vez que había sido el pasivo tenía mucho tiempo, además no estaba acostumbrado a serlo muy seguido, pero todo eso se le olvidaba al ver a los ojos de Setsuna. El platinado ejercía una fuerte influencia en él, si le miraba a los ojos por largo rato podía hacer cualquier cosa que le pidiese. Comenzó a bajar y subir por el miembro ajeno lentamente, capturando y liberándole a su antojo. Aumentó el ritmo de sus movimientos paulatinamente sin haberlo planeado, dejó actuar a su cuerpo a voluntad propia y éste le demandaba más fuerza en las embestidas. Gracias a lo anterior su cabello comenzó a desordenarse y a caer frente a su rostro, intentó echarlo hacia atrás, pero dejó de prestarle atención a eso al poco rato.
Antes de comenzar a moverse buscó que ambos estuviesen cómodos, colocó sus manos sobre el abdomen de Setsuna, aquel sería su punto de soporte, mas tendría cuidado de no recargar por completo su peso. Aprovechó la oportunidad que esta posición le brindaba para acariciar las líneas que dibujaban los músculos del platinado, incluso se perdió observándole por algunos segundos, le encantaba lo bien trabajado que estaba su cuerpo. Recorrió con la mirada también su pecho hasta finalmente reencontrarse con las deliciosas facciones de su rostro. Comenzó a mover su cadera en cuanto sus miradas volvieron a cruzarse, no quería hacerlo esperar más y a la vez deseaba cumplir aquello de verle en todo momento.
La última vez que había sido el pasivo tenía mucho tiempo, además no estaba acostumbrado a serlo muy seguido, pero todo eso se le olvidaba al ver a los ojos de Setsuna. El platinado ejercía una fuerte influencia en él, si le miraba a los ojos por largo rato podía hacer cualquier cosa que le pidiese. Comenzó a bajar y subir por el miembro ajeno lentamente, capturando y liberándole a su antojo. Aumentó el ritmo de sus movimientos paulatinamente sin haberlo planeado, dejó actuar a su cuerpo a voluntad propia y éste le demandaba más fuerza en las embestidas. Gracias a lo anterior su cabello comenzó a desordenarse y a caer frente a su rostro, intentó echarlo hacia atrás, pero dejó de prestarle atención a eso al poco rato.
Sus
gemidos se escucharon con más fuerza, la punta del miembro rozaba sin tregua su
próstata y el placer que esto le producía era imposible de ocultar; incluso
llegó a arañar, sin causar daño, el abdomen de Setsuna cuando su pene le golpeó
especialmente fuerte en su interior. Un poco cansado de la postura que había
adoptado optó por erguir por completo su columna, al inicio posó sus manos
sobre sus propios muslos, pero hombría demandando atención le hizo reconsiderar
la posición de éstas. Tomó a su pene desde la base con su diestra y comenzó a
masajearlo con la misma intensidad que movía su cadera haciendo un esfuerzo
impresionante por no dejar de ver a los ojos del platinado.
Setsuna
Como
buen adicto que era a aquellos labios, las ganas de seguir besándolo volvieron
unos segundos después que Tatsuya se acomodó mejor sobre sí, pero el sacrificio
de no degustar sus besos por un rato valdría la pena, confiaba en que el otro
baterista realmente lo haría disfrutar aunque hubiera optado por ser el pasivo
esta vez. Sin embargo, el siguiente beso que recibió calmó un poco sus ansias,
sus manos también se dieron el gusto de recorrer aquella espalda un poco más
hasta que el otro enderezó la espalda. Aprovechó ese breve instante para
alcanzar una almohada y colocarla bajo su cabeza, así tendría una mejor vista de
toda acción del castaño.
Sus
manos volvieron a los costados de Tatsuya mientras lo observaba. Además de
tener su atención, sentir las manos ajenas recorrer cualquier parte de su
cuerpo le erizaba la piel, era una sensación única que le fascinaba se presentara
solamente por acción del contrario. Se mordió el labio inferior por un instante
cuando las caricias llegaron hasta su pecho y volvió a perderse en aquella
mirada. Las palabras eran escasas entre ambos, por ello, cuando el castaño
comenzó a moverse sobre sí dejó que el gesto de placer en su rostro le mostrara
cuánto le gustaba lo que hacía.
Sus
manos no lograron quedarse quietas, recorrieron los costados una y otra vez,
sus pulgares se encargaron de acariciar el abdomen y parte del pecho, sus manos
subieron después hasta los hombros y descendieron por los brazos; volvió a
recorrer aquel imaginario camino, mas lo hizo esta vez desde los brazos hasta
la cadera, siguiendo hacia los muslos donde inevitablemente dio un apretón al
sentir mayor fuerza en los movimientos del otro baterista. Por supuesto que sus
gemidos no se hicieron esperar, esas paredes estrujaban de maravilla su pene.
En ese
momento comprobaba lo bueno que era Tatsuya en la cama sin importar el rol
tomase, como activo lo había hecho sucumbir a su antojo y sin reproche alguno,
y ahora como pasivo lo hacía enloquecer por igual, ese hombre tenía todo para
fascinarle más a cada segundo que estaban juntos. Asimismo, en el mismo acto,
notaba su faceta tierna y adorable, así como la sensualidad y erotísmo que
tanto le llamaban la atención de él; no podía mirarlo solo como un ángel
(cualidad que Tatsuya le comentó atribuirle en otras ocasiones), era un demonio
que lo seducía mejor que nadie a arder consigo.
Los
rasguños en su abdomen produjeron todo lo contrario a lo que normalmente
hubiera sido un quejido, su cuerpo ya estaba tan caliente que es escozor que
sintió le robó un gemido más fuerte que los anteriores. Las ganas de escucharlo
gemir aún más no disminuyeron, y al verlo comenzar a masturbarse, el líbido
aumentó si es que podía ser posible. Entonces, volvió a llevar sus manos a la
cadera para sujetarlo con fuerza, flexionó sus piernas para tener mejor impulso
y comenzó a mover su cadera contra los movimientos del castaño, todavía quería
tenerlo moviéndose sobre sí con la fuerza e intensidad con que lo hacía, así
que no le pareció mal darle un poco de motivación de aquella manera.
— Me
has complacido una fantasía… — Pronunció apenas pudo controlar los gemidos por
un instante. — Otra aparte de follarte. — Continuó con un vago deje de broma,
no porque no quisiera bromear, sino porque su mente estaba más nublada por el
placer que por cualquier otra sensación. Tan perdido estaba que no se percató
de qué tan fuerte sujetaba al otro baterista por la cadera, mínimo algunas
marcas quedarían en la zona, porque con la fuerza que empleaba en cada embestía
no era como para dejar la piel intacta; encima, deseaba dejarle un buen
recuerdo de esa noche, de lo mucho que lo estaban disfrutando en esos momentos.
Tatsuya
Amaba las
manos de Setsuna, amaba sentirlas contra su piel, eran tan fuertes y firmes
como las recordaba, incluso un poco más. Cada parte que el otro tocaba se
quedaba caliente, ardía, deseaba poder recordar aquello tiempo después. Pero
sin duda alguna, algo que no iba a olvidar era la manera de gemir del otro
baterista, estaba orgulloso de ser el causante de ello, de ponerle de esa forma
aún si esta vez lo hacía siendo el pasivo. Siempre había creído que las formas
de provocar placer no podían tener tantos límites como algunos se empeñaban en
señalar y justo ahora creía estar demostrando su punto.
A cada
segundo que pasaba le era mucho más difícil mantener un ritmo firme en la mano
con la que se masturbaba, pero hizo todo lo posible para continuar con ello y
seguir mirando directo a los ojos del platinado. Contemplar a Setsuna, leer el
placer y deseo en su mirada, en las facciones de su rostro, eran motivo
suficiente para concentrar todos sus esfuerzos en complacerlo. Pero al parecer
el platinado quiso agregar un extra, Tatsuya le miró un tanto extrañado al
percibir que se reacomodaba bajo él; apenas sintió el miembro duro y caliente
del otro entrar con más fuerza en su interior cualquier rasgo de sorpresa en su
rostro fue reemplazado por una expresión de completo placer.
En aquel
momento deseo con todas sus fuerzas que le dejase marcas más visibles, que le
enterrará las uñas y dejará rastros más duraderos sobre su piel que le
recordaran aquella noche con tan sólo verlos. No le costó en absoluto sincronizar
sus movimientos de cadera con los ajenos, pero sí que perdió el ritmo luego de
escuchar lo que el platinado había dicho. Soltó una especie de carcajada,
mientras intentaba controlar un poco el ritmo acelerado de respiración, lo cual
fue una tarea complicada tomando en cuenta la fuerza con la que el otro le
sostenía y las constantes embestidas que ésta ejercía contra su cuerpo.
Fue
disminuyendo el ritmo a base de capturar y liberar el miembro de Setsuna dentro
de su cuerpo, lo hizo hasta que el vaivén se volvió suave y lento. También dejó
de masturbarse aunque hacerlo no fue su momento favorito en la noche, su
miembro palpitaba deseo por liberar su esencia. Aquello le permitió calmarse y
obtener el aire necesario en sus pulmones para hablar sin tanta dificultad,
para se recostó una vez más sobre el pecho del otro. No perdió la oportunidad
de acercar sus labios al cuello del platicado, lugar que recorrió a base de
pequeños besos y una que otra mordida. Continuó moviendo su cadera, era obvio
que no con el mismo impulso, pero los movimientos lentos y suaves podían
ofrecer tanto placer como los rápidos y duros. Además, le encantaba poder
sentir tan cerca su cuerpo, fue gracias a esa cercanía que decidió que sería lo
siguiente que haría.
—. ¿Cuál
es esa otra fantasía? —susurró muy cerca de su oreja izquierda antes de morder
el lóbulo de ésta. No perdía nada al dejarle contestar, incluso aquello habría
satisfecho su curiosidad, pero prefirió incorporarse de nuevo y sin ningún tipo
de anunció tomó las manos del otro para tirar ellas hasta hacer que se sentara
sobre la cama. Le dio unos cuantos segundos para que se acomodara de la manera
en que más cómodo estuviese, ante todo deseaba que ambos disfrutaran de todo y
no sólo él. Cuando lo consideró oportuno se aferró a los hombros de Setsuna con
ambas manos, acercó su pecho todo lo que pudo contra el del éste, lo único que
impedía que fuese por completo fue su miembro erecto que se rozaba contra el
formado abdomen ajeno. Una vez más miró directo a los ojos del platinado,
mientras sus labios se acariciaban entre sí—. Yo también quiero que me mires en
todo momento, quiero que se te quedé grabada esta noche, quiero que te sea muy
difícil olvidar lo que es estar conmigo… —comentó con diversión, pero sin
ningún tinte de broma.
Aquella
nueva posición era una de sus favoritas, porque el miembro del otro alcanzaba
lo más profundo, pero a la vez podía tenerlo así de cerca, podía sentir su
calor y sobre todo podía devorarle la boca sin preocuparse por no poder moverse
con libertad. Deslizó su diestra tras la nuca del otro baterista y tras enredar
sus dedos en su corto cabello tiró suavemente de él—, Setsuna… —Le llamó
mientras con el movimiento de su cadera le invitaba a volver a embestirle como
hace poco.
Setsuna
La mezcla
de ritmos que con la que Tatsuya se había estado moviendo sobre su cadera
agregaba una deliciosa sensación de satisfacción al momento, no importaba si
había comenzado a seguirlo en un ritmo rápido y después decidió hacerlo
despacio, se sentía tan bien que por igual disminuyó la velocidad de sus
embestidas, mas no las detuvo por completo. De nuevo sus manos aprovecharon la
cercanía del otro para pasearse por la espalda de este mientras se deleitaba
con los besos y las mordidas en su cuello, y para darle mayor acceso en esa
zona ladeó un poco el rostro; realmente le encantaba sentir los labios del otro
baterista contra su piel.
Sonrió al
escuchar los susurros en su oreja y con la siguiente mordida acabó mordiendo su
labio inferior. Antes de responder a la pregunta se acomodó mejor de acuerdo a
la nueva posición, la cual era bastante acertada para cumplir el deseo de ambos
de sentirse más cerca. Así como dejó de mover la cadera por un momento también
tuvo que detener las caricias en la espalda con el fin de utilizar su diestra
como apoyo de su cuerpo en la cama, la zurda la deslizó hacia arriba hasta
llegar al hombro derecho y de ahí sujetarse mejor. Con la cercanía de ambos
podía apreciar mejor los ojos del contrario, sobretodo esa mirada que tanto le
fascinaba y por la que se sentía completamente perdido; sin embargo, no perdió
la concentración en las palabras que le robaron una amplia sonrisa. Mientras
los labios contrarios rozaban los suyos, con la diestra le acomodó tras la
oreja un mechón de cabello que se había pegado a su mejilla a causa del sudor y
la volvió a apoyar en la cama. — Jamás olvidaré esta noche. — Respondió sobre
aquellos labios. — Y mucho menos lo que es estar contigo, es como estar en el
cielo y el infierno a la vez. — Tal vez esa era la mejor manera de describir
cómo gozaba con Tatsuya porque realmente se sentía arder con él.
Con que
retomara el movimiento de la cadera hubiera sido suficiente para volver a
incitarlo a seguir embistiéndolo como anteriormente lo había hecho, pero
Tatsuya decidió agregar el pronunciar su nombre y fue lo necesario para avivar
aún más el calor que recorría constantemente su cuerpo. Su sonrisa tomó un deje
más coqueto y sin mucho cuidado mordió el labio inferior del otro, lo jaló y
dejó que se deslizara entre sus dientes; hasta ese momento aún no había
comenzado a moverse, tenía en mente primero responder la pregunta curiosa que
antes el castaño le había planteado.
Ladeó el
rostro a la derecha y acercó sus labios al cuello ajeno donde comenzó a dejar
pequeños besos, apenas rozaba sus labios y dejaba diminutas lamidas con la
punta de su lengua. — Tengo muchas fantasías contigo, Tatsuya, y otra es
hacerte gemir mi nombre una y otra vez. — La mano con la cual se había sujetado
del hombro la llevó hasta los cabellos castaños, enredó sus dedos entre ellos y
jaló de estos lo suficiente para hacerlo ladear el rostro hacia la derecha, no
lo hizo con la intención de lastimarlo por supuesto, pero sí quería tener más
espacio cuando los besos sobre aquella piel se volvieron más hambrientos,
estaba seguro que con ellos más de una marca dejaría. Ahora sí, volvió a
retomar las fuertes embestidas con las que antes había estado deleitando a
ambos; además, su dura hombría no estaba para esperar demasiado antes de volver
a sentir la placentera asfixia con la que el interior del otro baterista lo
envolvía.
Los
jadeos y gemidos volvieron a reemplazar las palabras, podía sentir perfectamente
lo caliente que estaba el cuerpo de Tatsuya gracias a la casi nula distancia
entre ambos y el insistente roce del endurecido pene ajeno contra su abdomen.
No le importó que los besos se volvieran intermitentes, poco después los
intercambió por fuertes mordidas que se distribuyeron a lo largo del cuello,
incluso, algunas llegaron hasta la clavícula; esa noche en particular sentía
una enorme necesidad por dejar cualquier marca en el cuerpo de Tatsuya, quería
que al mirarlas recordara cuando había sido suyo por completo.
Le soltó
el cabello y volvió a sujetarse del hombro para tener mejor impulso en cada
embestida, dejó otro par de fuertes mordidas al inicio del pecho y volvió en
busca del rostro de Tatsuya, no quería perderse más las expresiones de placer
que tanto deseaba grabar en su memoria. Cada segundo que pasaba implicaba un
mayor acercamiento al orgasmo, pero se aseguraría de que ambos disfrutaran a
cada instante hasta que el placer los dominara por completo.